viernes, 30 de marzo de 2012

El estegosaurio de Angkor Wat: Gran misterio más sorprendente de la Historia

Angkor Wat es un templo de Angkor en Camboya. Es el templo más grande en la Tierra y fue construido para el rey Suryavarman II en el siglo 12 . Se ha convertido en un símbolo de Camboya, que figura en su bandera nacional, y es la principal atracción del país para los visitantes.

Angkor Wat es un templo que tiene fuertes asociaciones religiosas  tanto con el hinduismo como con el budismo. Fue construido originalmente como un templo hindú dedicado a Vishnu, pero más tarde llegó a ser asociado con el budismo. La parte superior de Angkor Wat, el templo de montaña, fue diseñado para representar el monte Meru, el hogar de los “dioses” en la mitología hindú: dentro de un foso y un muro exterior 3,6 kilometros (2,2 millas) de largo son tres galerías rectangulares, cada uno por encima de la siguiente.

Hay numerosas representaciones de espíritus guardianes (devatas) adornadas en las paredes de Angkor Wat, así como muchas otras representaciones de escenas de la mitología védica.

Ta Prohm es un templo que forma parte del más grande templo de Angkor Wat. Angkor Wat se empezó a construir a principios del siglo XII por la civilización Jemer bajo el mandato de Suryavarman II y es considerado el mayor conjunto arquitectónico religioso jamás construido.

Cientos de círculos de piedra decorativa rodean animales conocidos, como los monos, venados, búfalos de agua, loros, lagartos, etc Sin embargo, un animal que tal vez no sea tan familiar para la mayoría de nosotros es esta representación que hay en una columna  junto a la entrada del templo de Ta Prohmhay , se trata de una criatura que tiene un sorprendente parecido con una especie de dinosaurio conocido como  “estegosaurio”. Y, por supuesto, si hay una talla de un estegosaurio en un antiguo templo, apoya la creencia de que los dinosaurios y los humanos vivieron juntos.

Obviamente es imposible que en el siglo XII los dinosaurios de ese tamaño paseasen a sus anchas por las selvas de Camboya, pero lo cierto es que la figura parece estar ahí. Lo más extraño y lo que más defienden los que creen que las civilizaciones antiguas como la jemer tenían conocimientos sobre los dinosaurios o incluso que convivieron con ellos, es que en esa columna el resto de representaciones están dedicadas a animales habituales en la fauna de Camboya y fácilmente identificables.

Lo que se pregunta el observador es si realmente los jemer conocían la existencia de esta especie que habitó la tierra hace unos 150 millones de años. Y más cuando era un saurio que pobló los continentes de América del Norte y Europa durante el Jurásico. A quien cree que el dibujo representado debería ser un pariente de la misma familia que el estegosaurio, el huayangosaurio, que sí que habitó Asia. Lo que ocurre es que también lo hizo en la misma época que su pariente occidental.

El estegosaurio tenía una cabeza pequeña, las tallas en Camboya mostrar el resultado de una criatura con una cabeza proporcionalmente más grande. En la escultura, las patas delanteras y traseras son de igual longitud, en un verdadero Stegosaurus las patas traseras son mucho más largas que las delanteras. El cuerpo no es correcto para Stegosaurus, los dinosaurios tenían menos curvatura en la espalda. Las “placas” a lo largo de la parte posterior se parecen más a las hojas, y la escultura es un partido mejor para un jabalí o un rinoceronte con un fondo de hoja.

Hay teorías que creen que los jemeres dieron en su día con algún fósil y por eso conocerían la existencia del estegosaurio. Aunque tampoco se entendería que entre todos los animales típicos de la región pusieran el de un animal extinto que sólo conocerían por unos restos fosilizados y también es muy curioso saber que la Paleontologia se trata de una ciencia muy moderna, de hecho, la primera publicación seria sobre fósiles europea trata del siglo XVI. Angkor Wat se construyó casi medio milenio antes.

jueves, 29 de marzo de 2012

El exorcismo de Anneliese Michel: Una joven alemana que se creyó que fue poseída por seis o más demonios maleficos

Seguramente más de uno de ustedes queridos lectores, habrá visto alguno de los filmes El exorcismo de Emily Rose o Réquiem y como sabrán ambos tratan de un caso de posesión demoníaca que sucedió en la vida real. Ambas películas relatan la historia de la joven estudiante Anneliese Michel, nacida en Baviera precisamente en la región de Klingenberg am Main, Alemania por el año 1952. La chica pertenecía al seno de una familia muy religiosa y fue educada como ferviente seguidora de la fe católica.

Era una adolescente como cualquier otra, con sueños, anhelos y gran apego a la vida. Al cumplir 16 años Anneliese comenzó a sufrir de ataques y consiguientes pérdidas de conciencia los cuales fueron atribuidos a un cuadro epiléptico pero curiosamente el tratamiento que por aquél entonces se usaba de forma exitosa en estos casos apenas le surtía efecto. A los 18 años sus ataques empeoraron y Anneliese comenzó a tener alucinaciones en las cuales veía caras demoníacas y oía voces que le decían que estaba condenada y su alma ardería en las llamas del infierno. Ingresa entonces en el hospital, en donde le suministran anticonvulsionantes, que en vez de mermar sus ataques hacen que su cerebro se vea gravemente afectado.

En este momento la chica solicita que se le haga un exorcismo porque ella estaba convencida de que estaba poseída por entes maléficos, pero se le niega la petición y le recetan Periciacina lo que aumenta sus convulsiones. En 1973 Anneliese toma Tegretol, fármaco que le causa graves efectos en sus glóbulos rojos, disminuyó su conciencia ante estímulos externos, bajó el nivel de oxígeno de su sangre y le produjo fiebre elevada. A causa de estas dolencias permaneció un tiempo en un hospital psiquiátrico. Luego mejoró y llegó a ser dada de alta, periodo en el que completó sus estudios en la Universidad de Würzburg.

Para entonces toda la personalidad de la chica había dado un vuelco: se mostraba irascible, tenía aversión por los objetos sagrados y advertía rostros de demonios en las caras de la gente que le rodeaba. También su conducta se modificó rotundamente, estaba todo el tiempo muy agresiva, dormía en el suelo, comía insectos y carbón, llegó a beber de su propia orina y hasta le arrancó la cabeza a un pájaro muerto.

Su familia estaba muy consternada y desesperada, la chica pasó dos días bajo la mesa ladrando como un perro, gritaba durante horas, rompía crucifijos, destruía toda imagen santa, se auto mutilaba y orinaba por toda la casa.

Ya sospechando que se trataba de una posesión demoníaca, sus padres comenzaron a buscar un sacerdote exorcista que libere a su hija de los demonios que le atormentaban el alma, pero en las parroquias los encargados les decían que la joven debía ser atendida por un médico ya que no había pruebas suficientes que avalen la posesión; según la Iglesia las personas posesas deben hablar lenguas que desconocen, mostrar poderes sobrenaturales así como aversión a los símbolos santos.

Luego de una ardua lucha, en 1974 el padre Ernst Alt, convencido de que se trataba de un caso innegable de posesión, solicitó autorización para efectuar el exorcismo, pero no fue hasta el año siguiente que el Obispo de Wurzburg, Josef Stangl, le permitiera ejercer su función y para esto le encomendó la ayuda del sacerdote Arnold Renz.

Desde septiembre de 1975 a julio de 1976 ambos sacerdotes realizaban dos sesiones de exorcismo por semana a Anneliese mediante el Rituale Romanum. Toda la familia acompañaba el momento con sus rezos mientras la joven se sacudía ferozmente y golpeaba a todo el que se pusiera a su alcance. Del episodio se conservan cintas en las que puede escucharse la voz de Anneliese junto a multitud de personalidades, según sus propias palabras afirmó estar poseída por al menos seis espíritus: Lucifer, Belial, Caín, Judas Iscariote, Hitler y Fleischmann un sacerdote maléfico del siglo XVI.

Luego de las sesiones de exorcismo y durante un breve período la joven pareció recuperar la salud y tener una vida dentro de todo normal. Pudo volver a clases y frecuentar la Iglesia pero sus ataques “epilépticos” no cesaban. Al tiempo su padecimiento regresó, comenzó a dejar de comer y cuando se le practicaba el rito ella hacía cerca de 600 genuflexiones de forma constante lo que culminó con un daño irreparable en sus rodillas.

Indudablemente el caso de Anneliese mostraba notorios signos de posesión, pasaba de tener el cuerpo extremadamente rígido a adoptar posturas extrañas, para referirse a ella misma usaba el “nosotros”, tenía períodos de amnesia, personalidades múltiples, no parecía tener sensibilidad en su cuerpo ya que no respondía a los golpes y heridas que se propiciaba, desprendía un hedor insoportable, entre otros tantos síntomas. Y esto no fue todo.

Durante años soportó extenuantes sesiones de exorcismo, que a pesar de ser llevadas a cabo por sacerdotes de gran vocación los cuales ponían todo de sí para salvarla no pudieron liberarla en vida de las garras de demonio.

El 30 de junio de 1976 los religiosos le realizaron a Anneliese el último rito del exorcismo ya que la hora de su muerte era inminente, por entonces ella ya sólo era una sombra de la joven que alguna vez había sido. Extremadamente delgada, con neumonía y fiebre muy alta fue capaz de pronunciar las últimas palabras a los sacerdotes y a su madre, diciéndole a los primeros “rueguen por el perdón” y a su progenitora “mamá, tengo miedo”.

Anneliese exhaló su último aliento el 1 de julio de 1976 mientras su madre grababa el deceso. Por su parte el sacerdote Ernst Alt dio aviso a las autoridades quienes movilizados por los dudosos sucesos comenzaron una investigación por la muerte de la joven.

Según se dice, durante el tiempo que la chica fue exorcizada contó a su familia y a los religiosos que había tenido un sueño en el cual la Virgen María le había dado a elegir dos caminos posibles, uno era ser liberada de inmediato de los entes que la poseían y el otro era soportar su martirio para que el hecho de la posesión sea conocido en el mundo entero. Como habrán imaginado, Anneliese optó por la segunda opción con el fin de dar testimonio que el mal existe y que está al acecho por lo cual hay todos deben tener como meta bregar por la salvación de su alma.

Su madre afirma que la chica portaba signos de estigmatización y que dio su vida para salvar a las almas perdidas pagando por sus pecados. Es sabido a ciencia cierta que Anneliese además conocía la hora y el día de su muerte, y que el 30 de julio de 1976 pidió el perdón de sus pecados a los sacerdotes y afirmó que el día de su liberación había llegado.

Los padres como los sacerdotes que efectuaron los ritos de exorcismo fueron declarados culpables de asesinato por negligencia, por no haber internado a la chica para que se le suministren los cuidados adecuados a pesar de que se había probado que Anneliese se negaba a ser hospitalizada. La condena fue de 6 meses de cárcel y libertad condicional. Tiempo más tarde una comisión de la Conferencia Episcopal Alemana negó que se haya tratado de un caso de posesión.

Diez años después del deceso de Anneliese, a causa de los sueños de una moja quien aseguraba que el cuerpo estaría en perfecto estado sin mostrar signos de degradación se le realizó una exhumación, pero no se comprobó tal hecho. Lo peculiar radica en que al momento de la retirada del ataúd, se tomó una foto en la cual parece haber una especie de garra negra que se aferra al mismo.

Actualmente el cementerio donde está enterrado el cuerpo de la joven es un sitio de peregrinaje en el cual se venden fotografías, las que supuestamente retratan la aparición de la Virgen recortada entre las nubes del firmamento sobre dicho territorio.

miércoles, 28 de marzo de 2012

Zaratustra: La religión o la fe

A mí me cuesta un poco de trabajo entender cómo se puede hacer un laberinto lleno de nombres crípticos e historias increíbles para explicar un hecho tan simple como la fe. Leyendo al que considero el más grande filósofo de todos los tiempos, el señor Friedrich Nietzsche, descubro que, mucho antes que cualquier otro profeta conocido, existió un tal Zaratustra que fue el fundador de la primera religión monoteísta de la historia.

Investigando un poco más me encuentro con algunos de los principios básicos de este culto religioso que parece ser de los siglos XV a XI antes de la era cristiana. Esto fue en el noroeste de Irán, antiguamente Persia. El legado de este profeta es el Avesta, una serie de cánticos pasados a texto que fueron desapareciendo en gran parte a partir de la caída del Imperio Persa.

Aquí se habla de una batalla eterna entre el bien y el mal, Ahura Mazda es la luz, el día, la vida, el dios o espíritu creador de todo lo bueno, Angra Mainyu es lo opuesto, las tinieblas, la noche, la muerte, el espíritu del mal. Y así, estos dos espíritus coexisten en cada rincón del mundo, en cada ser viviente. Pero el hombre es el único capaz de decidirse por uno o por otro.

De aquí derivan las bases de tantas religiones como el Judaísmo, el Cristianismo y el Islamismo, entre otras. Vienen con nuevos nombres, nuevas historias, nuevas metáforas, nuevos ritos a explicar otra vez lo mismo. A mí me hacen pensar si realmente es necesaria tanta explicación divina para conseguir la veneración masiva, aunque encubierta, del sol. ¿Es necesario tanto tabú? ¿No sería acaso más fácil, incluso más creíble, hablar directamente del sol? No sería tan difícil encontrar la fe en un astro al que le debemos absolutamente todo, porque hay sol hay agua, ergo plantas, ergo nosotros. El ritual para venerarlo es algo tan simple como abrir los ojos cada mañana.

Nietzsche, que no fue un profeta, o al menos no se lo reconoce como tal, predijo la llegada del nihilismo, esta falta de fe en la que nos dejó sumidos el derrumbe de la fe cristiana y cientificista, recordemos que el cristianismo divinativa la razón, esa razón que asemejó al hombre con dios y que con el progreso de la ciencia derivó en el cientificismo, la fe ciega en el hombre, que a su vez derivó en dos guerras (o tres) mundiales, dos bombas atómicas y el odio religioso.

Yo soy respetuoso, cada cual puede creer lo que quiera, ir a buscar el dios que quiera y llamarlo como quiera. Pero en lo que a mí respecta, soy partidario del contacto directo con la naturaleza y de empezar a valorar lo que nos rodea en vez de estar rogando a un dios que ni siquiera entendemos por tanto renombre. Me parece que por esa ley por la que uno siempre busca lo que no tiene, el que busca la fe es porque no la tiene.

Soy optimista. Las cosas pasan independientemente de lo que hagamos, porque no existe otra manera, somos parte de una misma cosa en sinergia constante y eterna, el nihilismo que nos encuentra abandonados es una nueva oportunidad para encontrar la otra fe, y en eso estamos. Parece que la conciencia finalmente ha hecho algo bueno, o al menos más productivo que la autoflagelación, el arrepentimiento y la culpabilidad por los placeres.

Creer o no creer sigue dependiendo de uno, pero la fe se tiene o no se tiene. Aunque ahí está, “en el suelo que pisas, en la luz que te alumbra”. Tiene olor a pasto y a tierra, sabe a agua, moja, da calor, quema.

martes, 27 de marzo de 2012

El batallon de Norfolk: Uno de los casos de desapariciones más célebres

Las guerras parecen, en principio, poco propicias para manifestaciones supuestamente misteriosas. Sin embargo, no faltan testimonios de apariciones y desapariciones sin explicación racional acaecidas en los campos de batalla. Al menos en los de épocas pasadas. En agosto de 1914, por ejemplo, después de que un periódico londinense publicara un relato de Arthur Machen en el cual San Jorge enviaba un grupo de arqueros fantasmales para ayudar al ejército inglés, soldados británicos comenzaron a informar desde el frente de la aparición real de tales arqueros y del propio San Jorge. Soldados franceses avistaron poco después en Mons a San Miguel y a Juana de Arco. También durante la Primera Guerra Mundial, pero en la campaña de los Dardanelos, se produciría uno de los casos de desaparición más célebres: el 5ª batallón del Regimiento Real de Norfolk, compuesto por 267 hombres, se desvaneció al atravesar una extraña nube.

Entre marzo y agosto de 1915 las tropas aliadas tratan de conquistar la península de Gallípoli (Turquía). El 21 de agosto, al sur de la bahía de Suyla, 22 soldados neozelandeses pertenecientes al cuerpo de ingenieros observan desde una posición elevada cómo tropas del Comando Unido de Australia y Nueva Zelanda (CUANZ) intentan tomar la cota 60. A media mañana ven una densa nube de forma singular descender hasta cubrir el lecho seco de un río cercano a esa cota. Aparece entonces un batallón inglés, que sube por el lecho del río para ir a apoyar a la CUANZ. Los soldados británicos continúan su marcha, entrando en la nube. Pero no saldrán de ella. Nada más desaparecer el último de los ingleses en su interior, la nube se eleva suavemente para alejarse flotando poco a poco, en dirección contraria a la del viento.

Tres de los soldados neozelandés relatarán este incidente 50 años después, durante una reunión conmemorativa de la CUANZ. Documentos de la época corroboran que un batallón del regimiento Norfolk, el quinto, desapareció en Gallípoli durante un ataque, pero demuestran también que los tres testigos, tal vez por el tiempo transcurrido desde entonces, cometieron bastantes imprecisiones en su narración. Para empezar, ellos hablaban de un regimiento entero, no de un batallón; el hecho tuvo lugar el 12 de agosto, no el 21, y sucedió a 5 km del lugar que pensaban.

Por otro lado, cabe decir que aunque el 5º de Norfolk figura como desaparecido, en 1919 se recuperaron 122 de sus cadáveres, y la ausencia de los otros 145 tal vez se explicaría por un fenómeno de putrefacción acelerada. Todo esto lleva a dudar del testimonio de los tres ingenieros neozelandeses, a quienes pudo haber confundido un efecto óptico, o cuyos recuerdos pudieron verse distorsionados por el paso de los años y la sugestión mutua.

De todas maneras, el batallón de Norfolk no es el único grupo de soldados desparecido misteriosamente a lo largo de la Historia. En 1707, 4000 hombres del archiduque Carlos de Habsburgo desaparecieron sin dejar rastro mientras cruzaban los Pirineos; en 1858, un cuerpo expedicionario francés de 650 zuavos se evaporó camino de Saigón; en diciembre de 1923, 3000 soldados chinos apostados a lo largo de Yang-Tsé se volatilizaron durante la noche. ¿Deserciones masivas o hechos extraños sin explicación natural?

lunes, 26 de marzo de 2012

Nicolas Flamel y la piedra filosofal: La capacidad de transmutar los metales vulgares en oro

La piedra filosofal también llamada elixir rojo” o “tintura de oro”, es una sustancia en forma de polvo, obtenida mediante complejos procesos alquímicos, que permite transmutar cualquier metal en oro. Se le atribuye asimismo la propiedad de curar todas las enfermedades y proporcionar la inmortalidad a quien la ingiera.

La transmutación de los metales era el objetivo principal del arte medieval de la Alquimia, que constituía a la vez una búsqueda experimental y espiritual, motivo por el cual sus tratados están escritos en un lenguaje hermético que resulta ininteligible a los no iniciados. Los procedimientos alquímicos conllevan una carga simbólica que sus practicantes deben comprender antes de ponerlos en práctica.

Se basaban en la creencia de que toda sustancia material está formada por los cuatro elementos (tierra, agua, aire y fuego) y dos principios básicos: azufre y mercurio. El alquimista debía buscar una materia prima y realizar sobre ella cuatro operaciones: licuarla, evaporar el agua superflua, separar los dos principios básicos y después purificarlos. Paradójicamente, para obtener la piedra filosofal, la materia prima de partida era una pequeña cantidad de oro, inversión inicial que llevó a muchos a la ruina.

La época dorada de la Alquimia fue campo abonado para timadores que se presentaban ante sus víctimas como depositarios de los secretos de la piedra filosofal. Realizaban demostraciones prácticas basadas en burdos trucos (como, por ejemplo, recubrir de hierro una barra de oro) y en el poder de sugestión que proporcionaba la creencia generalizada en ciertos antecedentes.

Existían personajes célebres a los cuales se les atribuía más allá de toda duda el logro de la transmutación de los metales en oro: Ramón Llull, Arnaldo de Villanova, Paracelso, Bernardo Trevisano y, sobre todo, Nicolas Flamel, quien además dejó una narración de sus investigaciones titulada Explicación de las figuras jeroglíficas puestas por mí, Nicolas Flamel, escribano, en el cementerio de los Inocentes, en la cuarta arcada.

Flamel era escribano y librero en la ciudad de París. Una noche un ángel se le apareció en sueños y le mostró un libro extraordinario cuyo contenido, sin embargo, no llegó a ver. Años después, en 1357, un hombre entró en su librería y le ofreció un volumen en el cual Flamel reconoció aquel libro de su sueño. Aunque el hombre le pidió la importante suma de dos florines, él no dudó en comprarlo.

Tenía una tapa de cobre bien encuadernada, sus hojas no estaban hechas de papel ni de pergamino, sino de corteza de arbusto, y parecía muy antiguo. En lugar de letras contenía unas figuras extrañas que Flamel no alcanzaba a comprender, y lo firmaba un tal Abraham el Judío.

Durante los años siguientes, con la ayuda de su fiel esposa Perenelle, intentó descifrar el contenido del libro. Sin embargo, a pesar de dedicarle varias horas durante todas las tardes, no realizaba ningún progreso. Frustrado, consultó a los alquimistas más célebres de París, pero estos no supieron proporcionarle pista alguna acerca del significado de aquellos símbolos.

Como en Francia no hallaba respuestas, decidió viajar a la cuna de la Alquimia europea: la Península Ibérica. Mientras peregrinaba a Santiago de Compostela, conoció a un judío converso llamado Canches, quien al ver una copia de varios pasajes del libro le dijo emocionado que aquellos signos estaban relacionados con la Cábala. Deciden entonces regresar juntos a París para profundizar en el estudio de la obra. Antes de llegar, Canches, ya muy enfermo desde tiempo atrás, muere.

No obstante, el español ya había dado a Flamel la clave para descifrar el manuscrito, por lo que este continuó estudiándolo en compañía de su esposa, y pronto ambos comenzaron a realizar experimentos. En 1382 logran convertir mercurio en plata. Unos meses más tarde obtienen la piedra filosofal y el 25 de abril transmutan por fin una cierta cantidad de mercurio en oro puro. A partir de aquí amasan una pequeña fortuna que dedican sobre todo a obras de caridad. Al menos, eso es lo que el propio Flamel cuenta en el escrito que se le atribuye.

Se considera un hecho comprobado que Nicolas Flamel adquirió una gran fortuna en muy poco tiempo, lo cual se convirtió para sus contemporáneos en prueba irrefutable de que poseía el secreto de la transmutación de los metales. Unos años después de su muerte, tanto su tumba como la de su esposa fueron saqueadas para buscar la piedra filosofal y el libro de Abraham el Judío, pero ni una ni otro aparecieron.

Algunos dicen que tampoco se encontraron los restos del matrimonio, ya que ninguno de los dos murió realmente, ni morirán nunca, gracias a las propiedades regeneradoras de la piedra filosofal. La escritora inglesa J. K. Rowling aprovechó esta leyenda para su novela Harry Potter y la piedra filosofal.

viernes, 23 de marzo de 2012

La gran mixtificacion de Leo Taxil: La más famosa farsa antimasónica

Los ensayos del doctor Bataille y la autobiografía de la señorita Diana Vaughan revelaron al mundo los peligros del Nuevo y Reformado Palladium. Las altas jerarquías católicas temblaron de indignación al conocer la existencia de esta organización masónica compuesta por adoradores del diablo en cuya sede central, situada bajo Charleston (Carolina del Sur), Lucifer en persona se aparecía, entre una estatua de Baphomet y el cráneo de Jacques de Molay, último Gran Maestre de los Templarios, para dirigir a sus acólitos hacia la destrucción del cristianismo. Durante doce años miles de personas creyeron en la existencia de esta inverosímil secta, hasta que su auténtico creador, el escritor y libelista francés Leo Taxil, se vio obligado a confesar la verdad: todo era una monumental farsa que había urdido en la soledad de su despacho y sin apenas ayuda.

Leo Taxil poseía un talento natural para la mixtificación, y le gustaba utilizarlo. En 1873, con apenas 19 años, había convencido a las autoridades municipales de Marsella de que una plaga de tiburones amenazaba las costas de la región. Unos años más tarde, sorprendió a los arqueólogos con el descubrimiento de una ciudad romana sumergida bajo las aguas del un lago suizo, la cual alguno de ellos llegó a entrever con sus propios ojos a pesar de que sólo existía en su imaginación.

Convertido en librepensador por convicción, Taxil se consagró a la publicación de tremebundos panfletos anticlericales y a pronunciar unas conferencias sobre los horrores de la Inquisición en el transcurso de las cuales mostraba antiguas máquinas de tortura inventadas por él mismo. Fue en aquella época cuando comenzó a tramar la que sería su obra maestra.

En 1885 hace pública una carta en la que se retracta solemnemente de sus escritos anteriores y anuncia su regreso al catolicismo. Tras una serie de entrevistas personales con miembros de la curia vaticana, logra convencer a las autoridades eclesiásticas de la sinceridad de su conversión, y es recibido como un hijo pródigo.

Durante los años siguientes publica bajo su propia firma una serie de obras en las que critica a la Masonería, revela la supuesta conexión de esta con el satanismo y expone los ritos luciferinos de una imaginaria orden del Palladium cuya fundación atribuye a Albert Pike, personaje real y masón declarado. Estos libros lo convierten en un héroe para muchos católicos, llegando a recibir incluso los elogios personales del papa León XIII.

Pero Taxil buscaba causar un impacto mucho mayor, y para conseguirlo crea al doctor Bataille, médico católico que se infiltra en la orden luciferina con el objetivo de investigar sus secretos. En las librerías aparece entonces El diablo en el siglo XIX, obra firmada por el doctor y presentada como verídica, en la cual este narra las peripecias, siempre abundantes en elementos sobrenaturales, que vivió en varias de las logias que el Palladium tiene diseminadas por América, India, París, Roma Shangai y Montevideo, además de en un extraño centro toxicológico excavado bajo el Peñón de Gibraltar.

En Charleston, el doctor Bataille entra en contacto con Albert Pike y otros personajes centrales del Palladismo, entre ellos Sophia Walder, poderosa satanista capaz de fluir a voluntad a través de las paredes, que le detalla los objetivos de la organización: acelerar el advenimiento del Anticristo (del cual ella será abuela), abolir el papado y destruir la religión cristiana.

El libro del doctor introduce por primera vez a un personaje al cual Leo Taxil reserva un papel central en su mixtificación: una angelical joven llamada Diana Vaughan, (nombre que el escritor toma de su mecanógrafa personal), quien por azar de nacimiento se ha convertido en miembro destacado del Palladium. Escogida por Lucifer para convertirse en suma sacerdotisa, posee el don de la bilocación y el poder de deshacer cualquier hechizo. En París se gana la animadversión de la perversa Sophia Walder debido a su negativa a participar en sacrificios rituales. Sin embargo, sale victoriosa del trance gracias a la protección de Asmodeo.

Los buenos sentimientos de los que Taxil dotó a la señorita Vaughan la hicieron simpática al público, hasta el punto de que varios periódicos católicos pidieron a sus lectores que rezasen por el alma de la sacerdotisa. Finalmente, esta se convierte al catolicismo después de tener una experiencia mística frente a una estatua de Juana de Arco. Ella misma contará el suceso en su libro Memorias de una expaladista, para regocijo de los miembros más ingenuos de la Iglesia católica.

El cruce de cartas públicas entre los distintos alter egos de Leo Taxil, su portentosa inventiva y su gran habilidad a la hora de utilizar el temor de ciertos sectores de la sociedad hacia la Masonería hicieron que la farsa alcanzase un éxito inimaginable. El obispo de Port-Louis (Isla Mauricio), Monseñor Meurin, se apresuró a escribir una monografía en la que atribuía total veracidad a las revelaciones iniciales del escritor francés. La señorita Vaughan y el doctor Bataille recibieron elogios de sacerdotes, cardenales y antimasones. Algunos personajes proclamaban haber conocido personalmente a la sacerdotisa arrepentida, mientras que otros se dirigían a Taxil para preguntarle dónde se podían iniciar en aquella orden.

Así a todo, también surgieron detractores que propagaron dudas acerca de la existencia real del Palladio. Antes de que se descubriese la verdad, Taxil decidió darla a conocer él mismo. El 19 de abril de 1897, en una conferencia celebrada en la Sociedad Geográfica de París, frente a un nutrido público abundante en sacerdotes y masones, ponía punto final a su obra explicando con descaro los detalles de su elaboración.

jueves, 22 de marzo de 2012

Henry More Smith: Misterioso hombre del fuego

Henry More Smith, escatologista, impostor y mago, cuyo nombre de nacimiento era Henry Frederick Moon, nació en Brighton, Inglaterra. En 1814, a la edad de 21 años, Henry fue encarcelado por, supuestamente, haber robado un caballo en Canadá a un hombre llamado Knox, a pesar de que Henry afirmaba haber comprado el caballo a otra persona.

Henry acusó a Knox de haberle propinado una paliza, y muchas de las personas que le acompañaban en la cárcel pensaban que el chico estaba muy malherido. Henry presentaba una contusión en sus costillas, tosía sangre y tenía mucha fiebre. Su estado parecía desesperado y, después de dos semanas, se le ofreció una cama a la espera de que muriera. Pidió una manta para calentarse, y en el momento en el que el carcelero fue en busca de la manta, dejando la puerta abierta, Henry escapó.

Finalmente fue capturado de nuevo, y esta vez le colocaron esposas en el cuello y en los tobillos. Las esposas estaban atadas a una pared, con lo cual Henry no podía moverse en absoluto. A pesar de las cadenas, Henry logró romperlas, en una increíble proeza de fuerza, y eso que no era una persona en absoluto corpulenta. Pero Henry no le dijo a nadie que había logrado soltarse, claro…

Una noche el carcelero escuchó un gran ruido procedente de la celda de Henry. En un primer momento no encontró nada, pero luego se dio cuenta que los barrotes de la celda habían sido aserrados. Henry se había liberado de sus cadenas y había logrado huir de nuevo. Pero de nuevo, fue apresado y encarcelado.

Nuevamente volvió a ser encadenado con unas cadenas de mayor grosor y volumen, pero a la mañana siguiente lo volvieron a encontrar libre de sus ataduras. Había roto las cadenas sin necesidad de cortarlas con ningún instrumento. El sheriff que se encontraba a cargo de Henry nunca supo cómo había logrado desasirse de sus cadenas.

Pensando que hubiera algún tipo de magia en sus manos, sustituyó estas cadenas por otras que le colocaron en las piernas. Pero aquellas también logró romperlas Henry. Tras ser llevado al tribunal, Henry fue condenado a muerte.

De vuelta a su celda se negó a hablar, a comer, gritó y gritó, despreciando todo lo que se le intentaba ofrecer. Más tarde, completamente esposado, sin posibilidad de mover sus manos, y en la mayor de las oscuridades, logró hacer un muñeco, de tamaño completo, usando paja, trapos y madera quemada, dándole color con su propia sangre.

Su cuerpo permanecía inmune al frío de la celda, mientras que sus pies y sus manos siempre se mantenían en calor. Tenía la capacidad de hacer fuego en cualquier momento, y demostró poder hacerlo sin medios ningunos. Comenzó a predecir cosas del futuro, con lo que comenzó a ganarse la aprobación de todo el mundo. Sus predicciones le valieron el indulto.

Salió de la cárcel como un hombre libre, aunque no pareció entender lo que esto significaba ya que, unos meses más tarde, fue detenido en New Haven utilizando el nombre de William Newman. Al parecer, había entrado en la habitación de una joven y había robado todas sus joyas, en el momento en el que Henry sabía que no había nadie en la casa.

En otoño de 1817 se encontraba cumpliendo prisión por tres años en una mina de cobre en desuso en Conneticut, exento de los habituales trabajos forzosos debido a sus constantes ataques de epilepsia. En cambio trabajaba haciendo cuchillos, anillos y otras herramientas.

Después de salir de la cárcel vagó por Conneticut y Nueva York realizando muchos robos. Posteriormente pasó mucho tiempo en el sur como predicador, llamándose Henry Hopkins, teniendo muchos seguidores. En febrero de 1835 trató de robar el correo del norte en Nueva York, pero fue capturado. Se escapó y se dirigió hacia Canadá. En Toronto fue nuevamente encarcelado por allanamiento de morada, siendo la última vez que tenemos noticias del enigmático Henry.

Henry era una mezcla de charlatán, mago y escatologista paranormal. Sus hazañas iban más allá de la fuerza humana, así como su capacidad para producir fuego. El sheriff que le tuvo prisionero por primera vez fue el que relató por todos los hechos acaecidos en torno a este personaje.

Obviamente, muchas leyendas corren en Estados Unidos sobre el misterioso Henry Smith, pero todas ellas pueden ser perfectamente diferenciadas de las que nos cuentan que fueron verdad.

miércoles, 21 de marzo de 2012

La Sra. Blunden de Basingstoke: El caso de la enterrada viva

Para la mayoría de la gente, ser enterrado vivo supone una de las peores maneras de cruzar el umbral del otro mundo. De hecho se considera uno de los temores más antiguos de la historia de la humanidad. Hoy os queremos contar la historia de una pobre mujer de Basingstoke, en Hampshire, Inglaterra, para la que la realidad de que la enterraran viva no se produjo sólo una vez...

Sucedió en 1674, y el nombre de nuestra desafortunada protagonista era la señora Blunden. Vivía en Wote Street, Basingstoke, y fue la exitosa esposa de un comerciante local de malta que se encontraba de negocios en Londres cuando sucedieron los terribles acontecimientos.

La señora Blunden, de aspecto rechoncho, le gustaba al parecer tomar una copa después de las comidas, siendo su bebida favorita el brandy. Sin embargo una noche, y nadie sabe exactamente por qué, en lugar de encontrarse con su bebida favorita, bebió en su lugar una gran cantidad de agua adormidera que le había recetado el boticario. Porqué bebió el agua adormidera y no el brandy es algo que no se sabe a ciencia cierta. Algunos dicen que fue por error de sus sirvientas a la hora de servirle la copa. Otros dicen que quiso tomarla por sí misma después de sentirse mal.

Las razones no importan. Nadie discute el resultado. Después de tomar aquella bebida fatal, la señora Blunden quedó fría como un muerto. No tenía pulso, no se oían los latidos del corazón, no se sentía su aliento al acercarse a su nariz o su boca. Todo el mundo supuso que estaba muerta. El boticario confirmó después de la inspección de la botella vacía del agua adormidera, que la señora Blunden había muerto tras la ingesta de la bebida.

Tan pronto como el señor Blunden oyó tan terrible noticia, dio órdenes de que su esposa no fuera enterrada hasta después de que él no regresara en unos pocos días. Sin embargo, sus deseos fueron ignorados, ya que la familia de la señora Blunden consideró que con el calor del verano, además del peso de la desgraciada señora, el olor de la descomposición pronto resultaría muy desagradable, y por tanto, debía ser enterrada lo más pronto posible.

Al día siguiente fue colocada en un ataúd herméticamente cerrado, y fue llevada a la capilla del Espíritu Santo, donde se inició el funeral. Uno de los porteadores del ataúd dijo haber oído golpes dentro del mismo, como si la mujer hubiera despertado a la vida, pero pronto fue convencido de que todo de se debía al peso de la señora Blunden o a imaginaciones suyas. El ataúd fue llevado al cementerio y enterrado en el suelo de Hampshire.

Al día siguiente, algunos chicos fueron a jugar al cementerio y comenzaron a oír ruidos fantasmales, que pronto descubrieron que provenía de la fosa de la señora Blunden. Colocaron sus oídos en el suelo y uno de ellos dijo haber escuchado claramente las palabras: “¡¡¡Sáquenme de mi tumba, por Dios!!!”. Los niños, aterrorizados y conmovidos, corrieron al pueblo a dar la alarma, pero nadie les creía, sino que pensaban que eran historias macabras de los propios chiquillos.

Los chicos sin embargo volvieron a la tumba y escucharon los gritos de nuevo. Volvieron de nuevo al pueblo, y convencieron a algunos vecinos para que fueran con ellos al cementerio. Allí, los vecinos exhumaron el ataúd de la señora Blunden, pero apareció completamente magullada por los golpes de desesperación que se auto-infringió en sus gritos. La señora Blunden se había desmayado, y todos pensaron que era cierto que había sido enterrada viva, pero que no había podido resistir y había muerta nuevamente.

Su ataúd fue colocado de nuevo en su lugar y esperaron al día siguiente para hacer las pruebas pertinentes. Lo que nadie imaginaba era que la señora Blunden sólo había caído en un estado de shock, del que despertó de nuevo bajo tierra. Al día siguiente, cuando la exhumaron de nuevo, encontraron a la señora Blunden aún más magullada que el día anterior, con muestras de que aquella noche la había pasado viva bajo tierra por segunda vez.

El forense, después de un largo examen, declaró finalmente que en esta ocasión, sin duda, estaba muerta. Varias personas fueron acusadas de su muerte, y la ciudad fue multada por las autoridades inglesas por su negligencia.

Hoy en día se desconoce la ubicación exacta de la tumba de la señora Blunden, pero la historia parece ser cierta. De hecho, hay pruebas que sugieren que hace muchos años en Inglaterra una de cada 25 personas presentaba síntomas de haber sido enterradas vivas. Esto llevó a que se instalaran unas pequeñas campanas sobre las tumba que estaban fijadas por una cuerda a la muñeca de los fallecidos, para en el caso de que revivieran, sonaran dando la voz de alarma.

Desde entonces, en Inglaterra, se suele decir mucho eso de “salvados por la campana”.

martes, 20 de marzo de 2012

Errol Flynn: El misterio del aventurero temerario

Errol Flynn nació en junio de 1909 en Hobart, Tasmania, y murió en octubre de 1959. Siempre fue un joven bullicioso que se metía fácilmente en problemas. Como actor fue un rebelde que amaba la libertad, un luchador nato contra las injusticias. Pero también tuvo problemas con el alcohol y hasta en tres ocasiones fue acusado de violación.

Desde entonces, su carrera cayó en declive. Siempre entre problemas, con tremendas demandas. Pocos años antes de morir quiso cambiar su vida, y convertirse de nuevo en alguien importante para el mundo del cine. Compró un yate, el Sirocco, pero lo vendió tras la Segunda Guerra Mundial. Sobre todo porque fue el escenario de algunas de sus más explosivas orgías, y quería olvidar todo aquel mundo que le depravó.

Compró un nuevo barco, Zaca, también conocido como Black Witch. De todos modos, aún seguía invitando a grandes estrellas del cine para convertir el barco en suntuosas fiestas. Tuvo relaciones con muchas mujeres, jóvenes y mayores. Su último romance conocido fue con Beverly Aadland, una chica de apenas dieciséis años.

Su economía decayó tanto que decidió vender este otro barco poco antes de su muerte. Los posibles compradores lo invitaron a una fiesta. En ella, en un momento dado, pareció no sentirse bien y murió de un ataque cardíaco en el mismo barco que tanto amó.

El nuevo propietario del Zaca navegó por Europa con él, hasta que en uno de sus viajes, encalló y lo abandonó en un astillero de la Riviera francesa. Durante todos estos años, los habitantes de la zona dijeron haber visto el fantasma de Errol Flynn vagar por la cubierta. Por lo general, su fantasma era visto durante la hora del atardecer. Un hombre que vio el fantasma saltó por la borda de su yate y fue encontrado en estado de shock sobre la arena de la playa.

El propietario de otro barco, una noche, escuchó música y voces de una mujer en el interior del Zaca. Las luces del barco se apagan y se encendían de manera intermitente. Nadie estaba a bordo, y lo más curioso, el barco no tenía conectada ningún servicio de electricidad.

Los propietarios del astillero decidieron reparar el Zaca. Antes de hacerlo, propusieron hacer un exorcismo sobre él. El ritual fue realizado por un sacerdote católico y otro anglicano. Justo en el momento en el que iban a comenzar el exorcismo, el barco de Errol Flynn se hundió. Jamás nadie subo porqué ni cómo. Aún hoy, algunos habitantes cuentan que, cuando pasean por la costa de la Riviera francesa, oyen risas de mujer provenientes de alta mar.

Claro que eso es lo que cuenta la leyenda...

lunes, 19 de marzo de 2012

Mothman: El misterioso hombre polilla

Cuentan que el conocido como Mothman, “hombre polilla” en español, aparece cuando la desgracia acecha, cuando una terrible catástrofe está a punto de suceder. Al menos eso es lo que se cree en EEUU.

Tal y como lo describieron en su día, el Mothman era un ser de forma extraña, de más de dos metros de alta, que estaba cubierto de pelo gris y que además poseía dos alas de grandes dimensiones. Por otra parte, no tenía ni cabeza visible ni brazos. Rojos e inquietantes son sus ojos, los cuales te hipnotizan en cuanto pones tu mirada en ellos. Además se dice también que lanza escalofriantes chillidos que pueden llegar a perturbar tu mente y tu alma para siempre.

Pocos son los que aseguraron haberlo visto (su primera aparición tuvo lugar a finales de 1966, y durante unos meses estuvo entrando y saliendo de escena continuamente), entre ellos un matrimonio que iba en su coche por las carreteras del estado de Virginia, concretamente a la altura del pueblo de Point Pleasant, y un grupo de pilotos militares de esa misma zona que llegaron a perseguirlo con sus aviones hasta que desapareció sin dejar rastro.

La repercusión mediática fue tremenda, sin embargo, y no tardó la noticia en saltar a los periódicos. Hubo incluso una periodista en concreto, Mary Hyre, que aseguró llegar a recibir amenazas de unos misteriosos hombres vestidos de negro para que dejara de hablar sobre el tema. Además decía sufrir cada noche la misma pesadilla, la de que el puente Silver Bridge, cercano a Point Pleasant, se derrumbaba mientras ella terminaba cayendo en el río Ohio entre un montón de paquetes. ¿Premonición?...

Entre las teorías lanzadas para explicar la existencia de un ser de estas características se encuentra la de que fuera el resultado fallido de experimentos de alto nivel, o la de que proviniera del espacio exterior, o incluso la de que se tratara de un ángel que tratara de advertir de peligros inminentes. Pero ninguna de esas teorías pudo nunca demostrarse. Además, después de diciembre de ese 1966 nadie más volvió a verlo por la zona.

Eso sí, cuando la caída del puente antes mencionado, suceso acaecido el 15 de diciembre de 1967, se cobró la vida de más de 40 personas, se le relacionó inmediatamente y se le consideró como portador de profecías.

Pero... ¿apareció el Mothman sólo en este pueblo estadounidense en donde, por cierto, está considerado todo un símbolo heroico? Resulta que en otros lugares del mundo también se cuentan historias sobre un Mothman. Por ejemplo, se dice que en Alemania, concretamente en una mina de carbón perteneciente a la ciudad de Friburgo, ocurrió que el 10 de septiembre de 1978 un grupo de hombres que intentaban acceder a ella no pudieron al toparse en la misma entrada con un extrañísimo ser deforme que lanzaba alaridos insoportables. Ahora bien, gracias a este “suceso” de difícil explicación salvaron sus vidas pues un rato después la mina se vino abajo.

También circula la “leyenda” de que en Chernobyl, Ucrania, un ser de similares características estuvo rondando la zona días antes de la terrible explosión que tuvo lugar en la central nuclear en abril de 1986.

¿Verdad o pura leyenda?... ¿quién sabe? Cuando lees este tipo de historias sueles terminar pensando en porqué, si es cierto, estas criaturas sólo se aparece ante unas cuantas personas, no ante toda la generalidad. Sea como sea, estate atento por si ves brillar en la oscuridad de la noche dos puntos rojos que parecen ansiar decirte algo...

viernes, 16 de marzo de 2012

La mítica ínsula Taprobana: Una isla fantasma del sur del continente índico

A diferencia de otras islas maravillosas surgidas de la fantasía de geógrafos y viajeros, la mítica Taprobana ha desaparecido del imaginario popular. Nadie recuerda ya sus hormigas, grandes como perros, su extraño firmamento vacío de estrellas ni los laberínticos canales marinos que conducían a sus costas.

En otro tiempo, los navegantes soñaban con los metales preciosos y las perlas que les esperaban allí, aunque para llegar debían emplear supuestamente toda su destreza náutica. Según la leyenda, la isla se encontraba en el océano Índico, rodeada por un mar con solo seis pies de profundidad salvo en una serie de canales naturales que, al contrario, resultaban insondables. A través de ellos habían de hallar su camino los navíos, con cuidado de cruzarlos antes de que empezasen los cien días previos al solsticio, pues entonces las tempestades los volvían innavegables.

Para orientarse, los capitanes apenas podían recurrir a las estrellas: en el cielo nocturno de Taprobana no lucía ninguna, aparte de Canopus, que brillaba con inusitada intensidad. La Luna tampoco era visible habitualmente, tan solo durante el segundo cuarto.

En la isla había gran abundancia de frutas (gracias tal vez a los dos veranos de que disfrutaba) y de pesca. Según Plinio, sus habitantes vivían una media de 100 años y no dormían ni durante la noche ni durante el día. Habitaban en pueblos pequeños de construcciones poco elevadas, y vestían como los árabes, salvo su rey, que utilizaba una túnica. Este era elegido entre los ancianos más sabios de la isla y gobernaba siempre con clemencia. Entre la población no existían jueces, pues no se cometían delitos.

Pero lo más extraordinario de Taprobana era su fauna. Afirman algunos autores que en las selvas de la isla vivía la anfisbena, la mítica serpiente con dos cabezas, una en cada extremo del cuerpo, ambas igualmente venenosas. Si su cuerpo era partido por la mitad, las dos mitades volvían a unirse.

En las montañas ―cuenta Juan de Mandevilla― habitaban unas hormigas gigantes, del tamaño de un perro, que extraían oro y plata de la tierra y lo protegían de los isleños con gran ferocidad. Estos aprovechan días de calor, en los cuales las hormigas se refugiaban bajo el suelo, para subir a la montaña y cargar caballos, camellos y dromedarios con los minerales preciosos. Cuando no hacía tanto calor como para que las hormigas permaneciesen en sus hormigueros, los habitantes de la isla empleaban cierta estratagema. Enviaban a pastar al monte varias yeguas con grandes cestos atados en sus costados. Estos cestos rozaban casi con el suelo y tenían una abertura en su parte superior. De forma espontánea, las hormigas los llenaban, debido a una natural inclinación que sentían a ello, con lo que al final del día las yeguas regresaban a sus dueños con los cestos llenos de oro y plata.

Así, mediante sucesivas aportaciones de autores clásicos y medievales, se fue configurando el mito de Taprobana. Su origen se remonta a la época de Alejandro Magno, cuyos generales bautizaron con ese nombre a la isla que actualmente es conocida como “Sri Lanka”. Viajeros posteriores la redescubrieron bajo el nombre de Ceilán, con lo que el topónimo original quedó separado de su auténtico referente, abriendo las puertas a la leyenda.

A principios del siglo XVII, cuando los eruditos creían haber localizado ya la Taprobana real de la que hablaban los primeros testimonios clásicos, Tommaso Campanella hizo una última aportación al mito. Campanella situó en ella su utópica Ciudad del Sol, dotando así a la isla de una capital poderosa, formada por siete círculos amurallados concéntricos, con esplendorosos palacios de extensas galerías, dominada por una colina en cuya cima se alzaba un gran templo circular abovedado. Cuatro avenidas conducían al templo cruzando la ciudad desde sus cuatro puertas exteriores, situadas en los puntos cardinales, protegida cada una día y noche por un cuerpo de guardias… Pero esto es ya más ficción que leyenda.

jueves, 15 de marzo de 2012

El fantasma de la Ópera: Asesino por amor

En el siglo XIX, La Ópera Garnier de París era un suntuoso edificio donde se representaban sublimes piezas de los mejores genios de la época. Empero, lejos del mundanal ruido de los aplausos, en sus cimientos se gestaba un sentimiento hostil y terrorífico. Sus trabajadores vivían aterrorizados por una entidad del “más allá” que no dudaba en satisfacer sus aberrantes deseos. Supuestamente, un fantasma que se materializaba en un hombre con una máscara, provocaba toda serie de accidentes para asesinar a sus víctimas. Lo que no sabían estos trabajadores es que este misterioso personaje era, en realidad, un peligroso hombre enamorado.

Poco a poco, su oscura leyenda fue gestándose hasta ser conocido como “El fantasma de la Ópera”. Nacido de padres humildes, su deformado rostro marcó su vida y actos. Escapó en cuanto pudo de su aldea natal, participó como objeto de una feria de horrores y aprendió de los zíngaros el arte de la música -de la que se convirtió en genio-, las acrobacias y ventrilocuismo. Los avatares del destino lo llevaron a la corte del Sha de Persia, donde ejerció labores de asesino y arquitecto.

En su regreso a Francia, se convirtió en el ingeniero responsable de La Ópera Garnier. Aprovechando su puesto, y que en el subsuelo había un lago, construyó túneles, laberintos y su propio hogar. Desde allí, podía controlar todo lo que ocurriera sobre el gran escenario. Cuando sus ojos se posaron sobre la virtuosa Christine Daaé, su mundo se desmoronó. Se encargó personalmente de conseguirle el puesto de “Prima Donna” al ocasionar la caída del telón sobre la diva del momento, Carlotta.

La joven Christine, convencida de que era un ángel quien la ayudaba en su carrera, seduce el corazón del público, incluyendo el de su amor de infancia, el Vizconde Raoul de Chagny. Erick -que así como se llamaba el fantasma-, decide mostrarse ante ella y la cita en las catacumbas de la ópera. Ella descubre que no es un ángel quien le escribe las asombrosas óperas, sino un hombre de cara deformada y de hábitos excéntricos. Él la encierra con la condición de liberarla si la acepta tal cuál es, a lo que ella accede porque se siente fascinada por su talento musical… Hasta que descubre que su “ángel” en realidad es un asesino en serie.

Horrorizada decide casarse con el Vizconde y escapar con él. Pero poco duró su idílico plan, ya que Erick lo descubre y decide raptarla en medio de una actuación, donde deja caer un gran candelabro en el escenario. Es este el momento donde se enfrentan la razón y las pulsiones del fantasma.

Lo que pudiera parecer un hecho acontecido en siglos pasados en realidad es una novela de Gastón Leroux, publicada en 1910, que ha inspirado cientos de obras de teatro, películas y festivales de música -actualmente, en Londres el musical sigue siento éxito de taquilla y colgándose el cartel de “agotadas entradas teatro”-. Su explosiva combinación de terror, amor, odio y tragedia, además de la descripción de tenebrosos ambientes, ha conseguido fieles adeptos alrededor del mundo desde su publicación. La maestría de la historia la ha elevado a categoría de leyenda, desconociendo la gran mayoría cuáles son sus orígenes reales. He aquí un claro ejemplo de lo que debe primar en un relato: la verosimilitud (“apariencia de verdadero”).

miércoles, 14 de marzo de 2012

El vampiro de Highgate: Caso real ocurrido en Inglaterra en los años 70 narrado por el caza vampiros

Una figura alta vestida con ropajes oscuros más propios de otra época, y en cuyo rostro destacan dos ojos rojos de mirada hipnótica. Así era el extraño personaje con el cual se toparon varias personas en el histórico cementerio londinense de Highgate a finales de los años 60 y principios de los 70. Según estos testigos, su presencia exudaba malignidad y parecía robarle a uno la energía.

El caso se hizo muy popular en los medios londinenses de la época. Todo tipo de expertos de lo paranormal ofrecían su opinión en las páginas de los periódicos y las pantallas de los televisores, destacando el presidente de la Brittish Psychic and Occult Society (BPOS), David Farrant, y el autoproclamado arzobispo de Glastonbury Sean Manchester. Sus nombres quedarían asociados desde entonces a la leyenda del vampiro de Highgate; no en vano ambos contribuyeron a crearla con la narración, a veces muy fantasiosa, de sus investigaciones sobre el terreno.

Para Farrant la historia comienza en 1969, cuando a la sociedad que él preside llegan varios informes describiendo extraños encuentros, acaecidos en Highgate, con una misteriosa figura de mirada hipnótica. El propio Farrant afirma haber visto a este ser maligno entre los barrotes de la puerta de entrada cuando, intrigado por los testimonios recibidos, decide pasar una noche en el cementerio. Durante la misma encuentra también varios ataúdes abiertos y un zorro, según él, fallecido en extrañas circunstancias.

La BPOS envía entonces un artículo a un periódico local, el Hampstead and Highgate Press, invitando a los lectores a contar las experiencias extrañas que hubieran tenido en el lugar. Varias personas responden describiendo apariciones espectrales de las que habían sido testigos, aunque solo alguna corresponde con la de la figura entrevista por Farrant y sus informadores.

Otros miembros del BPOS alcanzan a ver al espectro mientras vigilan el cementerio, y descubren además varios zorros muertos con unas extrañas heridas en el cuello y completamente desangrados. Hallan también indicios de que en lugar se celebran ritos satánicos que podrían estar relacionados con el vampiro. La teoría de Farrant consiste, de hecho, en que más que un vampiro en el sentido tradicional se trataría de algún tipo de ser espectral cuyo comportamiento se habría visto alterado por estos rituales.

Tras una entrevista televisiva a Farrant, el cementerio se llena de curiosos de todo tipo que quieren ver al vampiro o a la BPOS en acción. Durante los siguientes meses no se produce ninguna manifestación extraña, hasta que de repente todo vuelve a empezar: una mujer cae al suelo tras ser empujada con fuerza sobrenatural por una figura alta y oscura de rostro pálido y un cadáver aparece fuera de su ataúd con una estaca clavada en el corazón.

Convencido de la peligrosidad del llamado vampiro de Highgate, Farrant organiza dentro del cementerio una sesión psíquica con una médium profesional para intentar exorcizarlo. Cuando la reunión está a punto de comenzar, irrumpe la policía poniéndole fin. Farrant es detenido bajo la acusación de vandalismo. El tribunal le absuelve, pero, viendo que las autoridades no miran con buenos ojos sus actividades, abandona la investigación del caso, aunque no por ello dejará de hablar sobre el tema.

Al mismo tiempo que David Farrant analiza zorros muertos y organiza sesiones espiritistas, otro pintoresco investigador de lo paranormal, Sean Manchester, lleva a cabo sus propias pesquisas.

Según él, la primera noticia que tiene acerca del vampiro de Highgate fue a través de una joven llamada Elizabeth Wojdyla, quien, tras un paseo por las cercanías del cementerio junto a una amiga durante el cual ven varias tumbas abiertas con los cuerpos fuera de ellas, experimenta terroríficas pesadillas en las que un ser maligno de rostro pálido intenta entrar en su habitación.

Durante la primavera siguiente, la joven Elizabeth además de pesadillas sufre también dolores de cabeza, nauseas y episodios de sonambulismo. Presentaba además dos pequeñas heridas en el cuello. Manchester le recomienda al novio de la joven que disponga abundantes cabezas de ajo en la habitación que ella ocupa habitualmente para dormir y que le cuelgue una cruz de plata alrededor del cuello. Al poco tiempo, Elizabeth Wojdyla mejora de sus síntomas.

Manchester conoce entonces a otra muchacha, llamada Lusia, con los mismos síntomas, incluyendo las marcas en el cuello y los episodios de sonambulismo. Durante uno de estos accesos, la hermana de la joven y Sean Manchester la siguen, comprobando que se dirige al cementerio. Una vez allí, se detiene delante de una tumba y arroja su crucifijo al suelo.

Varios días después, acompañado de otras personas Manchester abre la tumba delante de la cual Lusia se había detenido. Dentro solo hay tres ataúdes vacíos, cada uno con un ajo y una cruz, pero ningún cadáver, esté muerto o no.

Unos meses más tarde, Manchester regresa al cementerio en compañía de Lusia y varios amigos. La muchacha entra en trance, conduciéndolos a otra tumba. Esta contiene un ataúd de más, el cual suponen que es el del vampiro, que hábilmente habría cambiado de posición. Al abrirlo comprueban que en su interior yace un cadáver en un estado de conservación tan perfecto que resulta sospechoso. Manchester, convencido de estar frente al vampiro de Highgate, empuña un martillo y una estaca dispuesto a poner fin a la existencia del monstruo.

Desgraciadamente, las leyes del momento condenaban cualquier acto de profanación cometido sobre un cadáver, algo que uno de los acompañantes de Manchester se apresuró a recordarle a este. El cazavampiros se tuvo que conformar con esparcir agua bendita sobre el cuerpo y llenar el ataúd de cabezas de ajo. Un tiempo después, Lusia le confirma que el vampiro se ha mudado a otro lugar.

En 1973, sin embargo, Manchester vuelve a encontrar su pista. Recibe noticias de una mansión del siglo XIX abandonada que supuestamente está encantada, siendo conocida como “la casa de Drácula”. En su interior encuentra un ataúd con el supuesto vampiro dentro. Manchester toma una estaca y la clava en su pecho, tras lo cual la criatura se desintegra.

Estos son los dos principales testimonios acerca del llamado vampiro de Highgate. Como se puede ver, resultan bastante novelescos, sobre todo el de Sean Manchester, que recuerda al Drácula de Bram Stoker hasta en el nombre de una de sus víctimas. Sin embargo, los dos personajes tienen cierto interés en sí mismos y la historia cuenta con un escenario gótico muy sugerente, probablemente el motivo principal de su popularidad.

martes, 13 de marzo de 2012

Esteban: El niño pastor de las Cruzadas

Las cruzadas, esa serie de campañas militares que transcurrieron desde el siglo XI al XIII y que sin duda marcaron la época medieval, esconden una infinidad de misterios, leyendas y singulares historias motivadas por la búsqueda de venganza, riquezas y gloria tras el telón de la religiosidad. Los grandes y peligrosos peregrinajes a tierra santa no sólo eran iniciados e integrados por soldados adiestrados en el arte de la guerra sino que también tuvieron su parte los niños, como Esteban, el niño pastor.

Aunque se desconocen muchos detalles, este intrépido joven de trece años y procedente de Saint Denis concurrió ante el Rey Felipe en mayo de 1212 con una carta y con la misión de entregársela en sus manos según ordenes del mismísimo Jesucristo. Sin embargo, el Rey Felipe lo instó a regresar a su hogar lo que no impidió que Esteban, imbuido por una segunda visión que supuestamente había recibido de lo alto, continuara predicando a los pillos callejeros para luego llegar, con su gran elocuencia, a los niños de la más alta sociedad.

¿Pero cuál era el fin que perseguía este singular joven?... Muchos historiadores se debaten este respuesta pero a simple vista podemos deducir que buscaba llegar a tierra santa con un grupo de niños como ejército y apropiarse de lo que a su criterio pertenecía a la iglesia, la ciudad de Jerusalén, la cual caería en manos cristianas por la pureza y bondad de sus almas. También podemos mencionar que pretendía convertir pacíficamente musulmanes a la Cristiandad o en todo caso iniciar la venta de niños como esclavos.

Por supuesto, para tan audaz y oscura tarea (debido a su origen místico) no debían preocuparse por el alimento ni el transporte, pues la providencia divina se encargaría de las provisiones y cuando llegaran a Marsella (ciudad portuaria ubicada al sur de Francia) abriría un sendero en el mar, similar a la historia de Moisés en el libro de Éxodo.

Como era de esperarse, este viaje no llego a buen fin. La mayoría de los niños regresaron a sus casas, desilusionados y mediante el transporte gratuito que les ofrecían los comerciantes del puerto mientras que otros, irremediablemente, fueron vendidos por esclavos.

Ahora cabe preguntarnos ¿habrá recibido Esteban realmente una visión de Jesucristo o se trato de una excusa u otra clase de ser espiritual? ¿Existirá alguna recompensa tan grande que haya jugado de motivación en un niño de escasa edad para que emprenda tan extraña empresa a costa de abandonar su familia y su vida? Según dicen, esta época está marcada por la inestabilidad psicológica en la mayoría de los ciudadanos, aunque también afirman que esta cruzada tuvo su origen en el culto a los Santos Inocentes.

Más allá de todo, nuevamente las verdaderas intenciones quedaran ocultas en el pasado.

lunes, 12 de marzo de 2012

Apocalipsis: Así será el fin del mundo

Amigos, el mundo se acaba. La nuestra es ya una vida póstuma. No vivimos sino los minutos de más que arbitrariamente un todopoderoso árbitro (Ahora caemos de la burra: ¡es por eso que los llaman árbitros, porque actúan arbitrariamente!) nos ha dado en el descuento. Un tiempo añadido a punto de extinguirse. Ah, qué lástima. Hay tanto todavía por hacer…

No es hipocondría, este arrebato milenarista. Hace doscientos, trescientos años, nuestros antepasados vivían cómodamente instalados en la inconsciencia absoluta. Nosotros ya nunca recuperaremos tal seguridad. Sabemos que la vida es un milagro precario, amenazado bien por catástrofes naturales, bien por los demonios que nosotros mismos hemos liberado. He aquí las causas más probables de nuestra extinción:

Expansión solar. Es la causa más probable y la que menos miedo nos da. Dentro de millones de años, debido al helio acumulado en el centro solar, nuestra estrella se empezará a hinchar como el vientre de una vaca cósmica, aumentando la temperatura exponencialmente. Es seguro que el sol nos abrasará. No lo es tanto que para entonces siga habiendo vida en el planeta azul. Pelillos a la mar.

Choque de un asteroide. Recuérdese lo que pasó hace 65 millones de años, con aquellos bestias que eran los dinosaurios, extinguidos sin más. Por cierto que, como quien dice cada mañana, nos desayunamos con preocupantes noticias de meteoros que la noche precedente habían rasurado las barbas a nuestra querida Tierra, de tan cerca como pasaron. Tantos ojos escudriñando el universo, y los de la NASA se dan cuenta a posteriori. Una cosa es cierta: a partir de un diámetro nada inusual en esas piedras que surcan el cielo, su impacto sobre el planeta, caiga donde caiga, anunciará el verdadero Día del Juicio.

Megaerupción volcánica. Ya ha sucedido. Un supervolcán en erupción, con su vomitado en forma de nube de cenizas piroplástica, puede extender un denso manto de oscuridad envolviéndonos en una oscuridad mortífera para la vida. Ojito.

Agujero negro artificial. El hombre es una especie de dios mediocre. Experimenta con la materia sin atender a consecuencias. ¿Audacia o inconsciencia? Sea lo que sea, los nuevos aceleradores de partículas podrían crear por azar un infinitesimal agujerito negro. Una vez creado no habría vuelta atrás. Nos engulliría a todos, y a todo, historia incluida.

Rebelión de los robots. Una situación posible, en versión Terminator o en versión Matrix, en virtud del enorme desarrollo de los últimos años en robótica. Las investigaciones se acercan a la última frontera, pasada la cual los robots dejarán de ser los tontos (matemáticos) ordenadores de nuestros días. No sólo pensarán “calculando”, sino que tendrán emociones, afectos y rabietas.

Pandemia. Mundo globalizado, mundo fragilizado. Hace años estaba de moda hablar de virus tropicales, tal como el Ébola. Hoy se habla (sobre todo las farmacéuticas, je) de un primo esmirriado, la gripe A. En cualquier caso, el riesgo es real y objetivo. El día en que un supervirus aparezca en un aeropuerto o magaciudad, nuestra suerte estará echada.

Éstas podrían ser las causas de nuestra extinción, pero hay otras muchas que ahora dejamos de lado. Manipulación genética, colapso tecnológico, invasión extraterrestre... Exceptuando al cambio climático asociado al calentamiento global, cosa muy seria que merece un artículo para ella solita, el resto parece curiosa ante lo que sí creemos enorme y permanente amenaza, la guerra.

Nunca necesitamos de personajes extraños ni de demonios ex macchina para acabar con nosotros mismos. Reconozcámoslo: seguimos dominados por el cerebro de reptil y nos tenemos ganas. No es que los pueblos se tengan ganas, es que nos tenemos ganas dentro de las comunidades más pequeñas, al compañero, al vecino y, por extensión, a nosotros mismos. Siempre hemos sido unos suicidas. Lo triste es que, la próxima vez, nos llevaremos en nuestra locura al resto de las especies, al planeta mismo. Porque a burros, los primeros.

viernes, 9 de marzo de 2012

Cleopatra: La reina del Nilo

Se dice que era hermosa, pero por los grabados y los dibujos hallados no parece. ¿Sería esto la inexperiencia del dibujante o es cierto que su belleza radicaba en su encantadora personalidad más que en sus atributos físicos?

La inteligencia puede ser tentadora, la maldad, atractiva. Una mujer poderosa puede con cualquier hombre, incluso con uno, o dos, más poderosos que ella. Cleopatra quizás lo sabía y haciendo gala de ello, Julio César y Marco Antonio sucumbieron ante su tremenda sensualidad.

La hija de Ptolomeo XII Auletes fue la última reina del Antiguo Egipto, y seguramente la más famosa. Fue el último exponente de la dinastía helenística descendiente de las conquistas de Alejandro Magno. Su encanto estaba a flor de piel, era la sangre. Hablaba en egipcio, griego, hebreo, sirio, arameo y latín, y para cualquier oído su voz era la música más dulce y embriagadora.

Cleopatra nació en el año 69 antes de Cristo y murió en el año 30 a.C.. En el año 51 a.C. tenía dieciocho años y ya era heredera del trono. Su familia fue, durante todo su reinado, su mayor enemigo y Roma, su mayor aliado.

En el 48 antes de Cristo, su hermano, Ptolomeo, organizó un golpe de estado que la obligó a exiliarse en Siria. Pompeyo, aliado de su padre en Roma, huye de las tropas de Julio César hacia Egipto creyendo encontrar apoyo y se encuentra con la muerte. Julio César quiere solucionar las divergencias entre los hermanos que gobiernan Egipto y los cita Alejandría. Cleopatra se ingenia para llegar al César por la noche a escondidas de los guardias de su hermano. Julio César intenta mantener la cordura manda a llamar a Ptolomeo. El general lee ante el pueblo egipcio el tratado por el que se dividen las gobernaciones, Cleopatra se queda con Alejandría y con Julio César.

El amor le dio poder y un hijo. Cleopatra estuvo en dos ocasiones en Roma pero se la vio siempre con desconfianza. En el 44 a.C., durante su segunda estancia en la capital del imperio, Julio César es asesinado, la unión con Egipto que intentaba llevar a cabo este para unificar el imperio mediterráneo no era bien visto por algún grupo de familias del senado. Cleopatra vuelve a Egipto.

Marco Antonio, amigo de Julio César, pide ayuda a Cleopatra para enfrentarse a sus opositores romanos en el año 41 a.C. Necesita apoyo marítimo en Tarso, Turquía, pero Cleopatra desconfía. Se encuentran en una embarcación de Cleopatra de lujo, con remos de plata y velas púrpuras. Para la ocasión se vistió como Afrodita, diosa del amor. En los cuatro días que duró el encuentro, Cleopatra decidió apoyarlo y pidió el asesinato de su hermana, una constante amenaza. Marco Antonio se quedó en Egipto, Cleopatra se quedó con el corazón Marco Antonio.

El amor trajo más hijos y el poder que significaría su muerte.
Las prolongadas ausencias de Marco Antonio en Roma acrecentaron la oposición de la opinión pública, su relación con la reina egipcia, también. Siguió la guerra civil, Marco Antonio fue derrotado más de una vez, finalmente un falso informe que aseguraba que Cleopatra se había suicidado hace que el general opte por terminar del mismo modo.

La reunión que tiene Cleopatra con Octavio, el principal enemigo de Marco Antonio, no da el resultado esperado ¿habría perdido encanto la reina? ¿Le habría parecido a Octavio menos hermosa que la jactancia de la opinión pública? ¿Habría que pensar en algún otro tipo de inclinación sexual?

Cleopatra no pudo con este nuevo rival, frío y calculador, y ante la idea de convertirse en esclava del reino del que había sido soberana, pide a sus criadas una cesta de frutas, y que dentro metan un áspid. Era finales de agosto del año 30 a.C. y ese fue el último deseo de la reina del Nilo.

jueves, 8 de marzo de 2012

Barba Azul: La leyenda oscura de Guilles de Rais

Gilles de Rais (1404-1440), barón de Rais, primer teniente del ejército de Carlos VII (El Delfín) y mano derecha de la mismísima Juana de Arco, tuvo la carrera militar que todo aristócrata de su época anhelaba. Apuesto y valeroso, fue recompensado por sus servicios a la corona francesa con el título de Mariscal de Francia. Sin embargo, su amor secreto por Juana de Arco lo convertiría en uno de los mayores asesinos de la historia.

Luchó vehementemente por salvar a Juana de Arco, su protegida y de la que estaba secretamente enamorado, de la hoguera. Pero fue en vano. Tras la trágica muerte de ésta, se separó de su joven esposa, su prima Catalina de Thouars, y se recluyó en el Castillo de Tiffauges, donde rehusó tener cualquier contacto físico con mujeres. Éste sería el inicio de una serie de salvajes actos contra la Iglesia, como venganza y repulsa por la muerte de la mujer que idolatraba.

Aburrido y asqueado, organizaba suntuosas fiestas que se hicieron populares en toda Europa. Sus finanzas se tambaleaban, por lo que decidió embarcarse en la búsqueda de la piedra filosofal para convertir los metales en oro. Esta obsesión lo llevó a pensar que si invocaba al diablo, lograría sus propósitos. Para ofrecerle un sacrificio a Satanás, torturó y asesinó a una joven víctima. Ni se le apareció el demonio ni transmutó el metal. Sólo consiguió descubrir su pasión secreta: la violación, tortura y asesinato de niños y adolescentes.

Se la atribuyen los asesinatos de más de 200 jóvenes, muchos de ellos mendigos que pedían limosna a la entrada de los castillos. Les extraía la sangre para confeccionar pócimas mágicas en su empeño por ser alquimista del infierno. El vampirismo y la necrofilia se apoderaron del que fuera el ilustre Mariscal de Francia. Además, según cuentan testigos, solía caer en un profundo sueño, casi en coma, como otros célebres sádicos.

Añadido a estas orgías de sangre, también le gustaba coleccionar las cabezas de sus víctimas, a las que un sirviente engalanaba, para posteriormente celebrar concursos de bellezas con amigos.

Sería el duque de Bretaña quien ordenaría una investigación sobre Barba Azul -apodo de Gilles- ante el creciente número de desapariciones de jóvenes. Fue detenido en 1440 en una de sus propiedades en el pueblo de Machecoul, descubriéndose en el lugar los cadáveres de 50 niños. Fue torturado para arrancarle una confesión, pero sólo lo consiguieron cuando lo amenazaron con la ex comunión. Aceptó todos los cargos y no tuvo reparo en confesar detalles de sus actos, reconociendo que los hacía, únicamente, para proporcionarse placer.

El 26 de Octubre de ese mismo año, fue ahorcado y quemado en la hoguera junto a dos cómplices. Antes de su muerte, profesó arrepentimiento y pidió perdón a los padres de las víctimas. Se aferró a su fe e instó a los presentes a que no siguieran su ejemplo. Su cuerpo reposa en una iglesia de las carmelitas en Nantes.

miércoles, 7 de marzo de 2012

Erik Jan Hanussen: El oscuro descendiente de un Paracelso

Si en Google tecleamos el término “nazis” y a continuación la conjunción “y”, la primera acepción complementaria que nos da por defecto el buscador es “judíos”, lo cual no ha de extrañar si tenemos en cuenta cuán típico de nuestra perversa lógica de bípedos implumes resulta formar sintagmas en los que aparezcan juntos los verdugos y las víctimas.

Ahora, más sorprendente si cabe son el resto de posibilidades que prolongan la cópula: nazis y… “extraterrestres”, “ocultismo”, “ovnis”, etc. Algo huele a misterio y no es precisamente en Dinamarca, mi querido príncipe Hamlet. Sin duda el nazismo sigue dando mucho juego.

En los grupúsculos que cristalizaron alrededor de Hitler estaba lo mejor de cada casa. Cuando conocemos algunas de las biografías de personajes principalísimos de aquella época nos entran ganas de hacer la señal de la cruz (aun a riesgo de que nuestra ruin carne pecadora fenezca de pura combustión herética). De entre el zoológico de caracteres que acompañaron el ascenso del nazismo acaso uno de los perfiles más “simpáticos”, pese a su oscuro final, sea el de Erik Hanussen, el astrólogo de Hitler.

Se llamaba en realidad Harschel Steinschneider (bonito apellido cuya traducción sería algo así como Cortador de Piedra) y había nacido en Viena. Su familia era de innegable origen judío. Hanussen empezó trabajando en espectáculos circenses, más como artista y saltimbanqui que como oscuro descendiente de un Paracelso.

Pero pronto sus intereses se extendieron al campo de la magia y, según dice cierta leyenda urbana, descubrió sus poderes telepáticos y paranormales durante la Primera Guerra Mundial, cuando Hanussen salvó su vida y la de sus compañeros, que vagaban heridos a punto de la deshidratación, al detectar un pozo acuífero. También se cuenta que pudo sufrir alguna crisis mental que lo llevaron a frecuentar a un psiquiatra judío, ante el cual se revelaron por completo sus poderes.

Lo cierto es que no siempre es fácil orientarse en la biografía de este curioso personaje. Parece fuera de toda duda, sin embargo, que en los años siguientes se instaló en Praga, dispuesto a vivir de sus talentos, cada vez más interesado por la telepatía y el mentalismo.

Su fama creció de manera inconmensurable cuando se le abrió juicio por estafador. En realidad, no fue un simple un proceso contra un hombre llamado Erik Hanussen. La parapsicología y las ciencias ocultas se encontraban en la cresta de una ola sin precedentes. Toda Europa, en mayor o menor medida, se hallaba bajo la fascinación de magos, videntes, curanderos o astrólogos. Por eso, el juicio contra Hanussen fue el juicio contra lo paranormal en su conjunto.

Y lo increíble es que ganó lo paranormal. El acusado fue declarado inocente. La sentencia, acaso roja de vergüenza y confusión, tuvo que dejar abierta la posibilidad, tras una sonora demostración, de que Hanussen tenía ciertos poderes mentales, telepáticos e hipnóticos.

En este punto da comienzo la última etapa de Hanussen, caracterizada por el éxito sin precedentes, la vida tal vez disipada y el contacto con los hombres más influyentes de Alemania. En efecto, Hanussen se marcha a Berlín. Allí colabora con otro enigmático y ducho esoterista, Hans Einz Ewer, quien probablemente le presenta a Hitler.

Hanussen deslumbró al Führer (a decir verdad para ganarse a Hitler no hacía falta más que elogiarlo con una profecía mesiánica sobre su figura), quien tal vez se dejó guiar por Hanussen a la hora de perfeccionar su puesta en escena (Hitler era enormemente teatral). Los primeros años de la década de los 30 conocieron el auge de Hanussen. Sus espectáculos atraían a lo más selecto de la sociedad alemana. Además, sus sesiones privadas se decían dominadas por prácticas de magia sexual y ritos cargados de desenfreno erótico.

Como fuera que fuese, Hanussen no murió de viejo. En una sesión de hipnosis predijo ante algunos jerarcas nazis y otras gentes poderosas el incendio del parlamento que iba a suceder unos días más tarde. Poco después, abril de 1933, el cuerpo de Hanussen apareció muerto en un bosque cerca de Berlín. Triste y silencioso final para una vida tan alborotada.

martes, 6 de marzo de 2012

La historia del Marqués de Sade: El escritor más escandaloso del siglo XVIII

Donatien Alphonse François: así se llamaba en realidad el marqués de Sade, ese autor maldito, “monstruo obsceno” según la prensa francesa de finales del XVIII, que pasó prácticamente la mitad de su vida entre rejas.

Tres regímenes diferentes lo tuvieron encerrado: la Monarquía, la Revolución y la Era Napoleónica. Durante mucho tiempo su leyenda negra fue aumentando y su obra no circulaba más que en ediciones clandestinas. Hasta que en el siglo XX el nombre de Sade penetró con fuerza en campos como la literatura, la filosofía o el cine.

Lo retratos que poseemos del joven Sade nos muestran, sin embargo, a un apuesto y aristocrático oficial de caballería. Había nacido en 1740, en el seno de una familia de la nobleza provenzal. Participó, muy joven, en la guerra de los Siete Años (1756-1763) como capitán de caballería. Regresado a París, se casó con Renée-Pelagie de Montreuil, en un matrimonio de conveniencia auspiciado por su padre.

En este punto, abramos un paréntesis en nuestra biografía. Aquel joven Sade de los años 60, recién casado, ya se vio envuelto en varios escándalos. Pero nada que por entonces no fuese casi habitual en algunos sectores de la alta nobleza: fiestas, prostíbulos, etc.

El siglo XVIII francés entraría dentro de lo que tanto un moralista revolucionario como un pío (y posiblemente hipócrita) burgués del XIX calificarían de licencioso y libertino. La aristocracia no se mostraba interesada en acrecentar la productividad de la nación (en ellos estaba la posibilidad), sino en buscar nuevas formas de entretenimiento. Mientras la mayoría de la población luchaba por sobrevivir, y en tanto que las arcas del estado se endeudaban cada vez más, el rey no supo o no pudo romper esa dinámica hasta que ya era demasiado tarde.

Un ejemplo de que Sade no empieza siendo un caso extraño: no tenía ni diez años cuando fue a vivir con su tío, el sacerdote Jacques-François de Sade, al oscuro y tétrico castillo de Saumane, en el que pudo observar las escandalosas orgías que su tío organizaba.

Lo peculiar del comportamiento de Sade radicaba en su falta de hipocresía y en su radical ateísmo. En 1763 empiezan las denuncias: una prostituta lo acusó de haberla azotado. También, y sobre todo, de haberla forzado a mantener relaciones con su crucifijo puesto mientras Sade gritaba obscenidades contra Dios.

En 1768 otra mujer, una mendiga, lo denunció por haberla azotado y herido con objetos punzantes y cera caliente.

Las cosas se estaban saliendo de madre: fue encarcelado, aunque su influyente familia consiguió salvarlo. Pero el frenesí sadiano fue en aumento y en 1772 una extraña acusación de envenenamiento obligó a Sade a huir con su cuñada.

Durante unos años, fugitivo, vivió escondiéndose entre Francia e Italia. Al fin, en 1777 fue detenido y recluido sucesivamente en Vincennes y en la Bastilla. En realidad, era ahora cuando comenzaba el mito: imposibilitado de experimentar, se dedicó a escribir.

Y aunque en 1790 fue liberado (la revolución había estallado en 1789), pronto se lo volvió a encerrar, para volver a verse libre hasta que, definitivamente, ya en 1801, Napoleón lo mandó arrestar. Sus últimos años los pasó en el manicomio de Charenton.

Pero el autor maldito renació en el siglo XX. Por una parte, a la sombra de los campos de concentración y la zozobra moral que significó la Segunda Guerra Mundial, en una reflexión general sobre el concepto del mal, muchos filósofos y escritores de fijaron en Sade. Algunas de sus conclusiones fueron llamativas, viendo en Sade un hijo de la Ilustración tan legítimo como el propio Kant.