viernes, 31 de diciembre de 2010

La leyenda de un caballo alado Pegaso

Pegaso es un caballo alado. Su nombre proviene de la palabra griega phgh, que significaba manantial, pues se decía que había nacido en las fuentes del Océano.

Hay varias versiones de su nacimineto. Por un lado se decía que había nacido del cuello de la Gorgona, cuando Perseo la mató en el mar. En esta perspectiva, resulta que su padre es Poseidón, y Crisaor su hermano gemelo.

Otra versión sostiene que nació en la tierra, fecundado por la sangre derramada de la Gorgona, cuando Perseo la mató.

Una vez que nació, Pegaso fue al Olimpo, donde se puso a las órdenes de Zeus, al llevarle el rayo.

El papel de Pegaso más importante es en la leyenda de Belerofonte, sobre la que hay diversos argumentos. Por un lado, se decía que Pegaso había sido regalado a Belerofonte por la diosa Atenea (diosa de la sabiduría), pero según otras historias fue Poseidón el que dio el caballo a Belerofonte. También se contaba que el héroe lo había encontrado, cuando bebía en la fuente de Pirene.

Fue gracias a Pegaso que Belerofonte pudo matar a la Quimera y lograr por sí solo la victoria sobre las Amazonas.

Cuando Belerofonte muere, Pegaso volvió a la morada de los dioses. Tiempo después, se dio el concurso de canto que enfrentó a las Musas con las hijas de Píero. El Monte Helicón estaba muy complacido por la belleza de las voces, por lo que empezó a crecer amenazando con llegar al cielo.

Al ver el peligro, Poseidón le ordenó a Pegaso que fuera y golpeara a la montaña con uno de sus cascos para ordenarle qe volviera a su tamaño normal, a lo que la montaña obedeció dócilmente. Pero, en el lugar donde Pegaso la había golpeado brotó la Fuente Hipocrene, o Fuente del Caballo.

Por último, Zeus lo convirtió en Constelación, para que fuera eterno. Cuando esto sucedió, un pluma de sus alas cayó cerca de Tarso, y así la ciudad adoptó su nombre.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Pandora: Primera mujer sobre la tierra creada por el dios Hefesto por requerimiento del dios Zeus

Según el mito hesiódico, Pandora es la primera mujer, como Eva en la religión judeocristiana. Hefesto (dios del fuego) la modeló a imagen y semejanza de las inmortales, y obtuvo la ayuda de Palas Atenea (diosa de la sabiduría). Zeus ordena su creación para castigar a la raza humana, por que Prometeo se había robado el fuego divino para darselo a los hombres.

Cada dios le otorgó a Pandora una cualidad como la belleza, la gracia, la persuación, y la habildad manual, entre otras; pero Hermes (mensajero de los dioses, e intérprete de la voluntad divina) puso en su corazón la mentira y la falacia.

Según Los Trabajos y Los Días de Hesíodo, había una jarra que contenía todos los males. Pandora a penas la vio, la abrió y dejó que los males inundaran la tierra. Para cuando logró cerrar la jarra, lo único que quedaba adentro era la esperanza, por lo que los humanos no la recibieron. De este mito proviene la expresión 'abrir la caja de Pandora'. En esta tradición, Pandora representa la perdición de la humanidad al igual que Eva.

De acuerdo con otra tradición, la jarra contenía más bien todos los bienes y Zeus se la entrega a Pandora, para que se la regale a Epimeteo el día de su boda, pero ella la abrió imprudentemente, y todos los bienes se escaparon y volvieron al Olimpo (lugar donde viven los dioses), dejando a los hombres afligidos por todos los males, con el único consuelo de la esperanza.

Epimeteo era hermano de Prometeo, Atlante y Menecio, hijo de Japeto y Clímene. Es un titán (primera generación de dioses, descendientes de Gea y Urano). Cuando Prometeo engañó a Zeus y le robó por fin el fuego sagarado, estaba seguro que debía esperar un castigo. Por esto, le prohíbe a su hermano que reciba regalos de Zeus, pero Epimeteo al ver la belleza de Pandora no pudo contenerse. Epimeteo, entonces es el culpable de las desgracias de la raza humana.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Palas Atenea: La diosa de la sabiduría

Palas Atenea es la diosa de la sabiduría y se le conoce en la mitología latina como Minerva.

Sus padres son Zeus y Metis. Ésta estaba embarazada, cuando Zeus se la comió aconsejado por Gea y Urano, pues le habían indicado que su segundo hijo sería varón y lo destronaría.

Pero, Zeus quería tener a su hija, por lo que le pide a Hefesto (el divino cojo, dios del fuego) que le abra la cabeza, de donde nació la joven Atenea totalmente armada.

Así, esta diosa se caracteriza por ser guerrera. Mató a los gigantes Palante y Encélado. Siempre apoyó a los aqueos, en oposición a los troyanos, ya que uno de ellos Paris, quien se había negado a considerarla la diosa más hermosa, y había elegido a Afrodita.

Entre sus protegidos se cuentan héroes como Heracles (Hércules), Odiseo (Ulises), y Aquiles. Además, por ser también diosa de la actividad inteligente protege a las tejedoras, hilanderas, y bordadoras. Y es también identificada como diosa de las artes, de la literatura y de la filosofía.

Sus atributos más conocidos son la lanza, el casco y la égida. Su escudo llevaba empotrada la cabeza de Medusa, la Gorgona; que tornaba en piedra todo lo que mirara. Su animal favorito era la lechuza, debido a que es un símbolo de sabiduría y razón, y la planta favorita era el olivo.

El nombre Palas, es un nombre ritual que se le agrega por la diosa antigua que supuestamente la crió, la cual se llamaba Palas. Atenea la mató accidentalmente y para enmendar el error construyó una estatua llamada Palaidos, que fue una divinidad adorada por los Troyanos.

Atenea no se relacionó con hombre o dios conocido, y se mantuvo virgen. Sin embargo, tuvo un hijo, lo que ocurrió de la siguiente forma. La diosa visitó a Hefesto, para procurarse armas. Hefesto estaba despechado porque Afrodita lo había abandonado por Ares, y cuando vio a Atenea se enamoró de ella y quiso hacerla suya.

La diosa huyó, sin embargo Hefesto le dio alcance y la cogió en sus brazos. Atenea se resistio y no permitió que él la poseyera, pero el dios con un deseo y una pasión incontrolables, mojó la pierna de Atenea con su semen. Ella asqueada se limpió y tiró la toalla al suelo. La tierra fecundada dio a luz a Erictonio a quien Atenea crió y educó como su propio y único hijo.

martes, 28 de diciembre de 2010

Orestes: Perseguido por las Furias

Orestes era el único hijo del rey Agamenón de Micenas y de su esposa Clitemnestra. Sus hermanas eran Ifigenia, Electra y Crisotemis. Cuando su madre y su amante Egisto mataron a Agamenón, Electra se llevó al pequeño Orestes para ponerlo a salvo y enviarlo a Focis, donde creció en la corte del rey Estrofio, cuyo hijo Pilades se convirtió en su mejor amigo. Existe otra versión distinta, que asegura que Orestes llegó a Focis diez años antes, cuando su padre partió hacia Troya.

Años después de la muerte de Agamenón, Orestes regresó a Micenas y vengó a su padre siguiendo las órdenes de Apolo.

Algunos autores como Hornero, Esquilo, Sófocles y Eurípides dan distintas versiones de lo sucedido después. Se cree que después de consultar a Electra, Orestes mató a Clitemnestra y a Egisto, si bien algunos le dan la iniciativa a ella, y otros a él. Hay también distintas versiones sobre las consecuencias de este acto. Algunos creen que Orestes no fue castigado por lo que hizo, pero Esquilo muestra en su obra en tres actos La Orestiada cómo se debe enfrentar con las Erinias o Furias, diosas de la venganza que castigaban con especial saña los crímenes de familia. La Erinias le volvieron loco y le persiguieron por todos los lugares. Otras versiones aseguran que Electra y Orestes se enfrentaron a un juicio que acabó con su condena a muerte en Micenas después del asesinato. Orestes entonces capturó a Helena y Hermione, la esposa y la hija de su tío Menelao. Sólo la intervención de los dioses las salvó, mientras Orestes tuvo que exiliarse.

Orestes, atormentado por las Erinias, visitó el Oráculo de Delfos dedicado a Apolo, instigador de la venganza. El dios dispuso que viajase a Atenas escoltado por Hermes y allí, en la corte del Areópago o «colina de Ares», debería someterse al juicio de los atenienses. Las Erinias ejercieron de acusación y Apolo de defensor. Atenea presidía el juicio que terminó con los votos divididos, por lo que la diosa se inclinó a su favor. Orestes fue exculpado y las Erinias aplacaron su ira con la promesa recibida de seguir siendo adoradas en Atenas. Desde entonces ya no se las conocería como Erinias, sino como Euménides o «benevolentes» gracias a su disposición.

Según otra versión, antes o después del juicio en Atenas y según las órdenes de Apolo, Orestes fue enviado a Tauris para coger una estatua de Artemisa. El rey Toas lo hizo prisionero y lo llevó ante el santuario de la diosa para ofrecerlo en sacrificio.

Su hermana Ifigenia era sacerdotisa en el santuario, pues allí había vivido desde que Agamenón la había querido sacrificar para que los vientos favoreciesen a los griegos en la Guerra de Troya. Los dos hermanos se reconocieron y ella engañó al rey diciéndole que todos debían purificarse en las aguas antes del ritual. sin que los habitantes de Tauris pudiesen contemplarios, lo que les permitió escapar con la estatua.

Pero hay otra versión en la que Orestes participa en la muerte de Neoptolomeo, hijo de Aquiles que había luchado en Troya y que estaba casado con Hermione, prima de Orestes cuyo padre, Menelao, se la había prometido en matrimonio en primer lugar.

Los elementos más significativos en la historia de Orestes son los ciclos de muerte y venganza, que se remontan hasta su abuelo Atreo y su bisabuelo Pelops.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Odiseo (Ulises): El héroe en la Guerra de Troya

Odiseo, rey de Ítaca, cuyo nombre griego es Odiseo, es hijo de Leartes y Anticlea.

La intervención de éste héroe en la Guerra de Troya fue decisiva ya que fue suya la idea del Caballo de Troya. Sus aventuras durante el viaje de regreso y su arribo al país natal forman La Odisea, la segunda de las dos obras inmortales de Homero.

Inmediatamente después de la partida de Troya, Odiseo llega al istmo de Tracia, la ciudad de los Cicones, y aunque consigue saquearlos, pierde a setenta y dos de sus compañeros en un sorpresivo ataque.

Desviados por el viento llegaron a la tierra de los lotófagos, quienes se alimentaban de la flor de loto, la cual provocaba la pérdida de memoria. Éstos les ofrecieron loto, tras lo cual los navegantes olvidaron su patria. Finalmente, Odiseo consiguió que los marineros volviesen a sus embarcaciones, para seguir rumbo a Ítaca.

Llegan en primer término al país de los Cíclopes donde el monstruo Polifemo encierra a Odiseo con doce de sus compañeros en una caverna. Cuando ya había devorado a seis griegos, Odiseo logra emborrachar al monstruo y le quita su único ojo, con lo que logra escapar con el resto de sus compañeros.

A partir de entonces Odiseo es perseguido por la ira de Poseidón, dios del mar y padre de Polifemo, quien lo persigue con terribles tempestades durante su viaje, manteniéndolo siempre alejado de su país.

En la isla de Eolo, el guardián de los vientos, halla una amable hospitalidad y al partir el dios le entrega una bolsa de cuero en la que se hallaban encerrados todos los vientos, con excepción del benéfico Oeste, para que los lleve en nueve días a la costa de Ítaca.

Mientras Odiseo descansa, sus compañeros abren la bolsa creyendo que contenía un tesoro y los vientos escapan. Arrastrados por la corriente, llegan de nuevo a la isla de Eolo, quien los echa indignado por considerarlos enemigos de los dioses.

Al llegar a Telepilo, la cuidad de Lamo, el rey de Anfitrite, sus lestrigones, caníbales de descomunal estatura, destrozan once de sus nave, salvándose la duodécima gracias a la astucia de Odiseo.

En la isla de Ea, la maga Circe convierte en cerdos a parte de la tripulación de su nave, pero el héroe, con la ayuda de Mercurio, la obliga a devolverles su forma humana.

Después de haber escapado de las sirenas, que con sus cantos atraían a los marinos y los hacían naufragar, y después de haberse salvado de los monstruos marinos Escila y Caribdis, Odiseo llegó a la isla de Trinacria , donde sus compañeros atacaron a los animales sagrados, dedicados al dios del sol, Helios. El dios supremo, Zeus, los castigó destruyendo con sus rayos los navíos y pereciendo así todos sus tripulantes, a excepción de Odiseo, quien se salva aferrándose al palo mayor y a la quilla; y al cabo de nueve días arriba a la isla de Ogigia, morada de la ninfa Calipso, hija de Atlas. Ésta lo retuvo siete años a su lado y le dio un hijo, pero la nostalgia que Odiseo sentía por su hogar y por su esposa Penélope, lo inmunizan en las astucias de Calipso.

En una balsa construída por el mismo, escapa Odiseo y, tras dieciocho días de navegación, llega a la visea de Corcira, la isla de los feacios, pero Poseidón, al reconocerlo, deshace su balsa en pedazos. No obstante, con la ayuda de del velo de Ino gana la costa, donde se encuentra con Nausica, la hija del rey, que lo conduce a la cuidad y lo presenta ante sus padres, Alcinoo y Arete. Aquí es objeto del trata más amable y hospitalario y, cargado de presentes, los reacios, a bordo de uno de sus maravillosos navíos, lo conducen a su país, al cual arriba en momentos en que se halla entregado al sueño, después de veinte años de ausencia.

Odiseo llega a su casa precisamente a tiempo para evitar el desastre que amenazaba a su hogar. Más de un centenar de jóvenes de la nobleza de Ítaca y de las islas vecinas se habían presentado como pretendientes a la mano de la hermosa Penélope; habían perseguido a Telémaco, hijo de Odiseo, que ahora ya era un hombre, y derrochaban los bienes del ausente soberano.

Penélope, para entretener a los pretendientes, había fijado un plazo para decidirse por alguno de ellos. El mismo finalizaría cuando acabase de tejer una prenda de abrigo para su suegro, que destejía durante las noches.

Al cabo de este tejer y destejer, una de sus sirvientas reveló el secreto a los pretendientes, Penélope no tuvo más remedio que terminar la labor. Prometió entonces que elegiría a aquel que triunfara en un concurso de tiro de arco, empleando para ello la ballesta de Odiseo, con la esperanza de que ninguno de sus pretendientes fuera capaz de manejar el arma.

Disfrazado por la diosa Minerva de mendigo, el día anterior al concurso llega Odiseo a la isla. Acude en seguida a la cabaña del pastor Eumeo, quien lo recibe hospitalariamente, aunque sin reconocerlo. La misma diosa hace que Telémaco, el hijo de Odiseo, se reúna con su padre en el mismo sitio y ambos planean la venganza contra los pretendientes.

En un disfraz de mendigo se presenta Odiseo en su casa, donde con gran dominio de si mismo contiene su ira ante la arrogancia de los pretendientes, quienes lo trataban con el mayor desprecio.

Al siguiente día se realiza la prueba de tiro. Consiste la misma en disparar, a través de los mangos de doce hachas, con el arco de Odiseo. Ninguno de los pretendientes es capaz de doblar el arco y Odiseo ante el asombro de todos, realiza la proeza. Ayudado por Telémaco, Eufemo y otro pastor y la alentadora presencia de Minerva, atraviesa con sus flechas a los asombrados pretendientes.

Logrado su triunfo y dueño ya de su casa, Odiseo se da a conocer a Penélope, y visita a su anciano padre.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Níobe: La petrificación de la pena

Una de las figuras más trágicas de la mitología griega es la reina Níobe. Era hija de Tántalo, quien había sido condenado en los Infiernos a sufrir eternamente de hambre y sed por haber robado la comida de los dioses.

Níobe, hermana de Pélope, se había casado con Anfión, un gran músico que había ayudado a construir las murallas de Tebas atrayendo a las rocas con el sonido de su lira. Los dos esposos llegaron a ser reyes de esta ciudad.

Níobe tenía un gran motivo de orgullo. No era por su belleza, aunque era hermosa, ni por la habilidad de su esposo, ni por su reino ni por sus posesiones. Había dado a Anfión siete hijos y siete hijas, todos de gran belleza, y en ellos basaba toda su felicidad. Habría podido vivir una larga vida de dicha, pero sus palabras de orgullo trajeron la desgracia a su casa.

En una ocasión, cuando se celebraban los ritos de adoración para Latona y sus dos hijos, los dioses Apolo y Artemisa, la reina Níobe dijo a quienes la rodeaban:

-Qué tontería es el adorar a seres que no pueden ser vistos, en lugar de rendir pleitesía a quienes están frente a vuestros ojos. ¿Por qué adorar a Latona y no a mí? Mi padre fue Tántalo, quien se sentó a la mesa de los dioses. Mi esposo construyó esta ciudad y la gobierna. ¿Por qué preferir a Latona? Yo soy siete veces más dichosa, con mis catorce hijos, mientras ella tiene solamente dos. Cancelen esta ceremonia inútil.

El pueblo de Tebas la obedeció, y los rituales quedaron incompletos. Pero Latona había escuchado las palabras de Níobe, y ssu venganza no se hizo esperar. Llamó a sus hijos Apolo y Artemisa, les repitió las palabras de Níobe y los envió a castigar el orgullo de esa mujer.

Ocultos por las nubes los dos dioses pusieron pie en las torres de Tebas. Frente a la ciudad se celebraban juegos atléticos, en los que participaban los hijos varones de Níobe y Anfión. Apolo tomó su arco y sus flechas, y uno a uno mató a los jóvenes. El menor de ellos, el único que quedaba, gritó al cielo: -¡Perdonadme, oh dioses! -Apolo quiso respetar su vida por su ruego, pero la flecha ya había abandonado su arco y el muchacho cayó muerto.

Advertida por los gritos de la gente, Níobe llegó al campo donde se encontraban los cuerpos de sus hijos. A su alrededor estaban sus hijas, que compartían con ella su dolor. Pero una a una, ellas también fueron cayendo sin vida, por los dardos lanzados por Artemisa.

Abrazando a la más pequeña, mientras las demás yacían a su lado, Níobe gritó: -¡Dioses, dejadme al menos una! -Pero fue inútil, pues pronto la niña se desplomaba con una flecha en su pecho.

Al ver a sus hijos muertos, Anfión se enfureció. Se dirigió al templo de Apolo e intentó prenderle fuego, pero el dios lo abatió con sus flechas. Níobe tomó en sus brazos el cuerpo de la más pequeña de sus hijas y huyó enloquecida a Asia Menor. Los restos de su familia permanecieron insepultos durante nueve días, pues los dioses habían transformado en piedra a los habitantes de Tebas. El décimo día, los propios dioses les dieron sepultura.

Níobe vagó con el cadáver de su hija hasta llegar al monte Sípilo. No pudo avanzar más, pues su dolor no le permitía moverse. El viento no agitaba su cabello, sus ojos quedaron fijos en el rostro de su hija, la sangre dejó de fluir dentro de ella. Se transformó en una roca, pero sus ojos siguieron vertiendo lágrimas que dieron origen a un manantial.

Existe otra doncella de nombre Níobe, que era la primera mortal con la que se unió Zeus, pero esa es otra historia.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Las Ninfas: Unas deidades menores de la naturaleza

Durante la época homérica, se cree que eran hijas de Zeus. Son consideradas divinidades secundarias a las que se les pueden hacer plegarias, pero que también pueden resultar temibles.

Ellas son doncellas que habitan en la campiña, el bosque y las aguas. Normalmente se las encuentra en grutas donde se entretienen cantando y bailando. Es común que sean el séquito de algún dios o diosa más importante, como Artemisa en particular, o de otra ninfa de más alto nivel, como Calipso o Circe.

Hay diferentes categorías de ninfas de acuerdo con el lugar donde viven. Así están las Ninfas de los Fresnos, o Melíades, que parecen ser las más antiguas. Son hijas de Urano. Las Náyades que viven en las fuentes y las corrientes de agua. Por su parte, las Nereidas son ninfas del mar en calma. También existen las Oréades, que viven en las montañas y en las florestas habitan las Alseides.

Todas las ninfas tuvieron mucha importancia en diversas leyendas. Es común encontrarlas como esposas de algún héroe o semidiós, por ejemplo la Egina casada con Éaco, o la ninfa de Taigete. Además, es frecuente verlas intervenir en los mitos amorosos como en las leyendas de Calisto o Dafne, donde sus amantes más frecuentes eran los espíritus masculinos de la naturaleza como Pan, los Sátiros, o Príapo para mencionar algunos. Pero los grandes dioses no eran la excepción, y varias de ellas se unieron en diversas ocasiones con Zeus (dios de los dioses), Apolo (dios del sol y el arte), Hermes (mensajero de los dioses), y Dionisios (dios del delirio místico y el vino), entre otros. De igual forma, era normal que se enamoraran de un adolescente mortal y lo raptaran para compartir su cama con él.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Némesis: La diosa de la justicia retributiva, la venganza y la fortuna

Némesis, hija de Nix (la diosa noche) personifica la Venganza divina, y por eso se encarga de castigar a quienes caen en la desmesura, uno de las grandes faltas para los griegos.

Esta desmesura o Hubriz es por ejemplo el exceso de felicidad en los humanos, el orgullo, la soberbia, y por supuesto el desafío a los dioses.

La existencia de esta venganza divina encuentra su explicación en la cosmovisión que tenían los griegos, para quienes el equilibrio (svfrosunh) era lo más importante. Cuando éste se rompía, se ponía en peligro el orden de las cosas, por lo que era necesario el castigo para mantener al mundo tal y como es.

De esta manera, en el caso de Creso -hombre demasiado feliz y demasiado rico- es llevado por Némesis a una peligrosa expedición donde debe vencer a Ciro. Esta acción termina por ser la ruina de Creso.

Lo mismo sucedió con los persas, quienes incurrieron en la desmesura de dar por cierta su victoria sobre Atenas. Nunca lograron conquistarla, por lo que con un bloque traído por los mismos persas -con intención de hacer un trofeo de su victoria- el famoso escultor Fidias hizo una estatua de Némesis, que sirvió de motivación para los atenienses en Maratón, donde obtuvieron una contundente victoria.

Némesis intervino en muchas historias, con la intención de mantener el preciado equilibrio (svfrosunh) de los griegos. Pero además, es conocida por sus amoríos involuntarios con Zeus.

Cuenta la leyenda, que Némesis era objeto de desvelos amorosos de Zeus, y ella no lo deseaba, por lo que para tratar de huir del abrazo del gran dios, ella cambió de forma mil veces, hasta que al final se conviertió en una oca. En ese momento, Zeus se convierte en cisne y la hace suya.

Por esta unión, Némesis puso un huevo. Unos pastores lo recogieron y se lo entregaron a Leda. De este huevo nacieron los Dioscuros -Castor y Polux- y la bella Helena, quien luego sería la causa de la terrible Guerra de Troya.

martes, 21 de diciembre de 2010

Narciso: Un joven conocido por su gran belleza

Narciso era hijo del dios boecio del río Cefiso y de Liriope, una ninfa acuática. El famoso vidente Tiresias ya había hecho ]a predicción de que viviría muchos años, siempre y cuando no se viese a sí mismo. A los 16 años Narciso era un joven apuesto, que despertaba la admiración de hombres y mujeres. Su arrogancia era tal que, tal vez a causa de ello, ignoraba los encantos de los demás. Fue entonces cuando la ninfa Eco, que imitaba lo que los demás hacían, se enamoró de él. Con su extraña característica, Eco tendía a permanecer hablando cada vez que Zeus hacía el amor con alguna ninfa. Narciso rechazó a la pobre Eco, tras lo cual la joven languideció.

Su cuerpo se marchitó y sus huesos se convirtieron en piedra. Sólo su voz permaneció intacta. Pero no fue la única a la que rechazó y una de las despechadas quiso que el joven supiese lo que era el sufrimiento ante el amor no correspondido. El deseo se cumplió cuando un día de verano Narciso descansaba tras la caza junto a un lago de superficie cristalina que proyectaba su propia imagen, con la que quedó fascinado. Narciso se acercó al agua y se enamoró de lo que veía, hasta tal punto que dejó de comer y dormir por el sufrimiento de no poder conseguir a su nuevo amor, pues cuando se acercaba, la imagen desaparecía.

Obsesionado consigo mismo, Narciso enloqueció, hasta tal punto que la propia Eco se entristeció al imitar sus lamentos.

El joven murió con el corazón roto e incluso en el reino de los muertos siguió hechizado por su propia imagen, a la que admiraba en las negras aguas de la laguna Estigia. Aún hoy se conserva el término «narcisismo» para definir la excesiva consideración de uno mismo.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Las Musas: Las diosas inspiradoras de las artes y las ciencias

Las musas son divinidades femeninas que presiden las artes y las ciencias, e inspiraban a los filósofos y a los poetas.

Aunque su número varíe según los autores, por lo general se acepta que son nueve, nacidas de nueve noches seguidas de amor entre Zeus y Mnemósine, una de las titánidas. Las musas son por lo tanto nietas de Urano, el Cielo, y Gea, la Tierra.

Estas diosas se presentan como cantantes en las fiestas de los dioses, y forman parte del séquito de Apolo. Su primer canto fue el de la victoria de los dioses del Olimpo sobre los Titanes y el establecimiento de un nuevo orden cósmico. Se decía también que acompañaban a los reyes, dándoles las palabras necesarias para gobernar, inspirándoles sabiduría y otorgándoles la virtud de la justicia y la clemencia, con la que se ganaban el amor de sus súbditos.

Las musas se encontraban con frecuencia en el monte Parnaso, que estaba consagrado a Apolo. A los pies de este monte se encontraba la fuente Castalia, en la que los artistas se purificaban antes de entrar al templo del dios. También tenían un santuario en el Helicón, la montaña más alta de Beocia, donde se encuentra la fuente Hipocrene, que surgió de una coz del caballo alado Pegaso.

La mayor y más distinguida de las musas es Calíope, que presidía la elocuencia y la poesía épica. Era representada con un estilete y una tabla de escritura. Varias leyendas la presentan como la madre de los cantores Orfeo y Linus.

Clío es la musa de la historia y de la poesía heróica. Se dice que fue quien introdujo el alfabeto fenicio en Grecia. Es también la madre de Jacinto, compañero de Apolo. Se la representa con frecuencia sosteniendo un rollo de pergamino.

Erato es la musa de la poesía amorosa, además de la mímica. En el arte se la muestra con una lira.

Euterpe es la musa de la poesía lírica y de la música. Se le atribuye la invención de la flauta doble, con la que es representada.

Melpómene es la musa del teatro trágico. Usa los coturnos tradicionales de los actores, y es representada con un cuchillo en una mano y la máscara trágica en la otra.

Polimnia preside los himnos sagrados y la elocuencia. Aparece con frecuencia en una actitud meditativa, con la mirada seria y un codo apoyado en una columna. A veces se la muestra con un dedo sobre la boca, simbolizando el silencio y la discreción.

Terpsícore es la musa de la danza y de los coros dramáticos. Se la representa sentada con una lira en las manos. Varias leyendas le atribuyen la maternidad de las sirenas.

Talía preside el arte de la comedia y de la poesía pastoral. Sus atributos son la máscara de la comedia y el cayado de pastor.

Urania es la protectora de los astrónomos y los astrólogos. En el arte aparece con una esfera en la mano izquierda y una espiga en la derecha. Está vestida con un manto cubierto de estrellas y mantiene la mirada hacia el cielo.

A pesar de su importancia, las musas aparecen en muy pocos mitos. Según una leyenda el rey Píero de Pieria, en Tracia, tenía nueve hijas que eran muy hábiles en el arte del canto. Estaban tan orgullosas de esta virtud que decidieron viajar hasta el Helicón y retar a las musas a una competencia, que las diosas aceptaron. Las piérides entonaron una canción maravillosa que incluso los pájaros enmudecieron al escucharlas, pero el canto de las musas conmovió hasta las piedras. Las piérides, derrotadas, fueron castigadas por su arrogancia; las musas las transformaron en urracas, cambiando sus voces por graznidos.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Las Moiras: La personificación del Destino

Las Moiras son la personificación del Destino. Inicialmente, todo ser humano tenía su moira, pero luego el concepto se vuelve más abstracto y se convierten en una divinidad femenina. Su carácter es totalmente impersonal e inflexible como la concepción que tenían los griegos del Destino. Después de la epopeya homérica (La Ilíada y La Odisea), se institucionaliza la idea de tres Moiras: Átropo, Cloto y Láquesis. Su función es regular la vida de cada mortal, desde su nacimiento hasta su muerte, con ayuda de un hilo que la primera hilaba, la segunda enrollaba, y la tercera cortaba cuando llegaba el final de esa existencia.

Ellas son las que impiden que un dios intervenga en batalla, para evitar la muerte de un mortal, cuando ésta es ya su destino.

Las Moiras son hiijas de Zeus (dios de los dioses) y de Temis (diosa de la Ley) y hermanas de Las Horas. Según otra tradición, eran hijas de La Noche, como Las Ceres, por lo que pertenecían a la primera generación divina. En este caso, serían titánides (de la generación de lo Titanes).

Se las puede ver en conjunto con Ilitía que es la encarnación del nacimiento o con Tique que es lo mismo.

En Roma, equivalen a las Parcas, con la variación de que una preside el nacimiento, otra el matrimonio y la otra la muerte. También conocidas como las Tres Hadas.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Medea: El arquetipo de bruja o hechicera

Medea era hechicera, hija de la oceánide Idia y de Eetes, rey de Colquidae, región situada a orillas del mar negro.

Por la rama paterna es nieta de Helio, el Sol, y sobrina de la hechicera Circe y Pasífae, la esposa del rey cretense Minos. A veces se la considera hija de la diosa Hécate, patrona de las magas. Según esto podría ser la hermana de Circe y no su sobrina.

Cuando el héroe Jasón, al frente de los argonautas, llegó a Colquidae en busca del vellocino de oro, Medea se enamoró desesperadamente de él. A cambio de la promesa de Jasón de una fidelidad duradera y de llevarla a Grecia con él, se sirvió de sus poderes mágicos para permitirle engañar a su padre y obtener el vellocino.

Protegió con sus ungüentos mágicos a Jasón de los resuellos de fuego con los que le atacaban los toros que por orden de Eetes debía vencer y condujo al joven hasta el preciado tesoro, durmiendo antes con sus sortilegios al fiero dragón que guardaba el vellocino.

Medea zarpó entonces de Colquidae con Jasón, llevándose a Apsirto, su joven hermano, con ella. Para escapar de la persecución de Eetes, Medea mató a Apsirto y dispersó sus restos en el mar.

El rey se detuvo a recogerlos y la demora permitió escapar a Jasón y a su grupo.

En otra leyenda, es Jasón quien mata a Apsirto después de que Eetes lo envíara en persecución de los fugitivos.

Finalmente, Medea, en su huída, es capaz también de vencer a Talos, el gigante de bronce que el rey Minos había puesto como centinela de su isla.

Cuando Jasón y Medea llegaron a Grecia, supieron que Pelias, el malvado tío de Jasón, había sido responsable de la muerte de los padres del héroe. Para vengar sus muertes, Jasón pidió una vez más a Medea que lo ayudara con su magia.

Complaciente siempre a sus deseos, la hechicera consiguió la muerte de Pelias mediante una astuta estratagema. Les dijo a sus hijas que sabía cómo ellas podían hacer que su anciano padre recuperara la juventud y, para demostrarlo, descuartizó a una oveja de muchos años y puso los trozos a hervir.

Después, soltó a un cordero joven, encantador y juguetón, que surgió de la caldera de agua caliente. Las hijas se convencieron de que podían rejuvenecer de manera semejante a su padre.

Así, después de darle Medea a Pelias un poderoso narcótico, las hijas se dispusieron a cortarlo en pedazos, pero Medea desapareció sin decir las palabras mágicas que le habrían devuelto la vida.

Después de esto, Jasón y Medea zarparon hacia Corinto, donde tuvieron dos hijos. Vivieron felices hasta que Jasón, cansado de Medea, repudia a ésta para prometerse a Glauce, la hija del rey corintio Creonte.

Para vengarse, Medea, colérica y enloquecida, mató a su rival enviándole un vestido nupcial que la abrasa inmediatamente junto con su viejo padre que acude a socorrerla; a continuación mata, en el templo de Hera, a sus dos hijos, dos niños habidos de su unión con Jasón.

Medea escapó de la ira de Jasón abandonando Corinto en un carro tirado por caballos o dragones alados, regalo de su abuelo Helio, en dirección a Atenas. Allí logró gran influencia sobre el rey Egeo que se casa con ella pues, sin saber que Teseo es su hijo.

Gracias a sus poderes como maga, Medea conoce la naturaleza de Teseo, un joven héroe que en ese momento llegaba a Atenas. Ella no deseaba que su influencia sobre Egeo se viera afectada por la aparición de un hijo, así que tramó con Egeo invitar a Teseo a un banquete y le dio un vaso con una bebida envenenada.

Egeo voluntariamente conspiró con ella por miedo a que los atenienses prefirieran al popular y joven héroe antes que a él y quisieran colocar a Teseo en el trono. Afortunadamente, Teseo le hizo saber que era su hijo y Egeo arrojó el vaso con veneno.

Medea escapó de la ira de Egeo junto a su hijo Medo, concebido de su unión con Egeo y regresa a Cólquide, donde madre e hijo darán muerte a Perses que había traicionado a su hermano Eetes y usurpado el trono. Allí es donde se dice que murió feliz, reconciliada con los suyos. Se dice que obtuvo la inmortalidad.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Leto: La diosa de la noche y alternativamente de la luz del día

Leto es la madre de Apolo y Artemisa (de Zeus). Ella es de la primera generación divina, hija de Ceo y Febe, ambos titanes.

Cuando Leto quedó embarazada, Hera -esposa de Zeus- sintió celos de ella y para castigarla prohibió que Leto pudiera dar a luz en cualquier parte de la Tierra. Como consecuencia, Leto andaba errante, buscando un lugar que estuviera fuera de la cólera de Hera para tener a sus hijos.

Según unas versiones, después de mucho andar, Leto encontró asilo en una pequeña isla desierta conocida como Ortigia entre los dioses donde pudo tener a sus dos hijos. Apolo dios del sol y de la luz y Artemisa, la diosa virgen de la cacería, nacieron en esta isla perdida, y por eso cambió sus nombre a Delos, la brillante, y además fue recompensada por los dioses, quienes le otorgaron cuatro columnas bajo ella para que siempre estuviera firme.

De acuerdo con otras interpretaciones, la maldición de Hera fue que Leto no podía parir en ningún lugar donde llegaran los rayos del sol. Ante esto, Zeus ordenó a Bóreas que llevara a Leto ante Poseidón (dios del mar), quien fabricó una bóveda con las olas del mar por encima de la isla, y así al reguardo del Astro Rey, Leto pudo tener sus hijos.

Leto tuvo que sufrir los dolores de parto durante nueve días y nueve noches, ya que si bien todas las diosas llegaron para asistirla en la empresa, Hera y Ilitía, quien era la diosa de los alumbramientos, se habían quedado en el Olimpo. Al cabo de los nueve días, todas las divinidades llamaron a Ilitía, con la condición de que si iva le regalaban un collar de oro y ámbar de nueve codos de longitud. Ante esto, Ilitía no se negó y los divinos niños nacieron.

Pero la ira de Hera era inagotable e incanzable, por lo que Leto se vio obligada a huir a la tierra de los Hiperbóreos, su residencia más común, transformada en loba. Es debido a esto que Apolo recibía el epíteto de Licógenes que quiere decir hijo de lobo.

martes, 14 de diciembre de 2010

Io: Sacerdotiza de la diosa Hera y amada de Zeus

Io era una doncella de Argos que era sacerdotiza dela diosa Hera (esposa de Zeus) y además, amada de Zeus.

Aparentemente su linaje asciende al hijo del dios Océano llamado Ínaco, aunque su paternidad no está muy clara.

El amor de Zeus se podía deber a muchas razones, pero la que más peso ha tenido es que Iinge, quien era hija de Eco, le envió un sueño en el cual se le ordenaba a Io que se entregara a Zeus en el lago de Lerna. Ella muy prudente le contó a su padre el sueño antes de tomaruna decisión.

El padre preocupado consultó tanto el oráculo de Delfos como el de Dodona. Ambos le idicaron que no había forma de escapara al destino y que debía cumplirse el sueño de la joven si n querían ser fulminados todos por el rayo.

Debido a esto, Io fue al lago como se indicaba en el sueño, donde Zeus la amó y la tuvo entre sus brazos. Pero como siempre ocurría con los amoríos del gran dios, de alguna forma llegaban a oídos de su celosa esposa Hera. Ante el peligro que la muchacha corría, Zeus decidió protegerla y convirtió a Io en una ternera de una total y completa blancura, y juró a Hera que no había amado a tal animal nunca. Hera para probarlo le pidió que entonces se lo regalara.

Zeus no tuvo opción, y de esa manera Io quedó consagrada a la terrible diosa, quien la puso al cuidado de Argos, un mounstruo de cien ojos que era pariente de Io. Entonces, se inició el largo viaje de Io y por donde ella pasaba la tierra hacía brotar plantas nuevas. Zeus la visitaba esporádicamente en forma de toro para poder amarla, hasta que comprendiendo que el sufrimiento de Io era demasiado decidió intervenir.

Le pidió a Hermes que la liberara de su custodio Argos. Hermes fue y con su varita mágica durmió cincuenta ojos de lo que Argos tenía, mientras los otros ya dormían naturalmente, luego lo matío con su cimiarra.

Sin embargo, Io no quedó libre, porque Hera convencida de la traición de su marido, al darse cuenta e que Aegos ya no la cuidadba, le envió un tábano para fastidiar a la joven ternera. Io atormentada por el insecto que se pegó a sus costados se volvió muy agresiva y empezó a correr deseperadamente. Mientrs corría le dio forma a las costas del golfo que se llamó Golfo Jónico, cruzó el estrecho que separaba a Asia de Europa, y dio origen al nombre de Bósforo que significa Paso de la Vaca.

Con el tiempo, llegó a Egipto donde fue bienvenida y donde tuvo al hijo de Zeus, llamado Épafo. Ahí, recuperó su forma humana y tuvo que salir de nuevo errante en busca de su hijo, a quien los Curetes habían raptado por orden de Hera. Cuando lo recuperó, regresó a Egipto donde fue reina. Cuando murió, Io fue transformada en constelación por la gracia de Zeus.

Muchos han tratado de darle una explicación histórica a este mito e indican que Io era hija del rey Ínaco y que la raptaban unos piratas fenicios, aunque cabe la posibilidad de que ella fuera la amante del capitán que huyera a Egipto por su propia libertad.

Otra teoría planteaba la posibilidad de que unos piratas la hubieran robado y llevado a Egipto, donde el rey la compró y envió de regalo en compensación, un hermoso toro, animal nunca visto por los griegos.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Ifigenia: Conocida por las fuentes mitológicas griegas

Ifigenia es una de las hijas del rey Agamenón y Clitemnestra. Su historia no fue desarrollada por Homero, pero sí por los trágicos posteriores como Eurípides, y aparece en las epopeyas cílcicas.

Agamenón se había ganado la cólera de la diosa Artemisa, ya que su gente caza a uno de los venados sagrados de la diosa. Debido a esto, la flota aquea del rey que venía de luchar en Troya estaba detenida en Aulide sin poder partir.

El adivino Calcante fue interogado para saber cómo apalcar a la diosa, y la respuesta fue que se debía sacrificar a Ifigenia en nombre de la diosa Artemisa, para que ésta los dejara partir. El rey al principio se negó, pero al no haber otra solución, consintió en hacer el sacrificio.

Así, mandó a llamar a su hija que se encontraba en Micenas con su madre, con el pretexto de prometerla al héroe Aquiles. Cuando llegara, el adivino Calcante sería el encargado de inmolarla en nombre de la diosa encolerizada.

Según cuenta la versión más conocida, cuando Ifigenia llegó y el sacrificio se iba a realizar, la diosa se apiadó de la joven, y puso en su lugar una cierva. Se llevó a Ifigenia a Tauride, donde la convirtió en su sacerdotiza.

Sin embargo, existen varaciones sobre el tema, según la versión de Sofocles, el sacrificio sí ocurre y esto se convierte en la justificación del crimen que Clitemnestra comete contra su marido Agamenón cuando él regresa, pues ella debía vengar la muerte de su hija.

En otras, lo que varía es el lugar del sacrificio que más bien lo ubican en Braurón, un lugar de Ática. También, cambian el animal por el que sustituyen a la joven como un oso, una ternera, un toro o incluso una mujer vieja.

Otra forma del mito, es que la misma Ifigenia se convierte a sí misma en toro, ternera, osa o mujer vieja -según sea el caso- y acto seguido habría desaparecido. Muchos explican la desaparición, con el hecho de que en el momento del sacrificio los presentes habían vuelto la vista hacia otro lado, para no ver la muerte de la joven, por lo que ella había podido escapar.

Oa versión más racionalista explica, por su parte, que en el momento del sacrificio había aparecido un toro, una ternera, una cierva o una vieja, y que el sacerdote había interpretado tal hecho como un presagio de que los dioses no aceptarían el sacrificio y que ya la ofenza a Artemisa estaba saldada.

Después de este episodio, cuentan que Ifigenia vivió mucho tiempo en Tauride, al servicio de Artemisa en su templo, donde debía sacrificar a los náufragos extranjeros que caían en la costa. Pero un día, reconoció a Orestes, su hermano y a Pílades entre los extranjeros, enviados por el oráculo de Delfos a buscar la estatua de Artemisa. Ifigenia les entregó la imagen y huyó con ellos a Grecia.

Otras variantes, colocan a Ifigenia como hija de Criseida y Agamenón, o como hija de Teseo (el héroe que mató al minotauro) y Helena, que había sido raptada por aquél. Sus hermanos los Dioscuros la rescatan, y ella les jura que había permanecido virgen. Para mantener tal historia le entrega a su hermana Clitemnestra, el fruto de sus relaciones con Teseo, Ifigenia.

Sobre su muerte o final se conoce poco. Se cree que Artemisa le concedió la inmortalidad y la identificó con la diosa Hécate. También, se piensa que se casó con Aquiles secretamente cumpliendo así el engaño de su padre cuando iba a ser sacrificada.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Ícaro: Fascinado por lo maravilloso del vuelo

Ícaro se conoce a veces como el inventor del trabajo en madera. Es hijo de Dédalo, genio de la antigüedad que le mostró a Ariadna cómo Teseo podía encontrar el camino en el laberinto de Minos, donde se encontraba el Minotauro (monstruo con cuerpo de toro y cabeza de hombre).

Con esta ayuda, Teseo fue capaz de matar al Minotauro, por lo que el rey Minos y padre del monstruo, muy molesto encerró a Dédalo con su hijo en el laberinto.

Con la intensión de huir, Dédalo fabricó unas alas para él y su hijo. Las adhirió con cera a los hombros de Ícaro y luego en los suyos e iniciaron el vuelo que los llevaría a la libertad. El padre había advertido a su joven e imprudente hijo que no volara demasiado alto ni demasiado bajo.

No obstante las advertencias de su padre, Ícaro fascinado por lo maravilloso del vuelo se elevó por lo aires desobediendo a Dédalo quien no pudo impedirlo. Además, Ícaro se sintió dueño del mundo y quiso ir más alto todavía. Se acercó demasiado al sol, y el calor que había derritió la cera que sostenía sus alas, por lo que las perdió. El desdichado y temerario joven acabó precipitándose en el mar, donde murió. Por eso, desde entonces ese mar se conoció como El Mar de Icaria.

En otras versiones donde se elimina el elemento fantástico, se nos cuenta como Dédalo había matado a su sobrino Talo, por lo que había tenido que huir de Atenas. Ícaro, igualmente desterrado había ido en busca de su padre, pero naufragó en las aguas de Samos, por lo que el mar recibió un nombre derivado del suyo, igual que en la leyenda original.

También se dice que Ícaro y su padre habían huido de Creta en dos barcos de vela inventados por Dédalo, pero el joven no supo dominar las velas y naufragó o más bien que cuando llegó a la isla de Icaria, se lanzó torpemente hacia tierra y se ahogó.

La leyenda era fuerte e incluso por mucho tiempo se mostraba una supuesta tumba de Ícaro en un cabo del mar Egeo, al igual que se decía que en las islas de Ámbar había dos columnas que Dédalo había levantado una en honor a su hijo y otra en nombre de él mismo. Asimismo, se decía que Dédalo había representado en una escultura el triste destino de su hijo en las puertas el templo de Cumas, dedicado a Apolo.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Hipno: La personificación del sueño

Hipno es la personificación del sueño y es hijo de Nicte, la noche, y Érebo, personificación de las tinieblas de los infiernos, ambos hijos del Caos. Es a su vez hermano gemelo de Tánatos, la Muerte.

El nacimiento de Hipno está muy cerca del Génesis, según la mitología griega, puesto que la Noche y las Tinieblas (los que serían sus padres) son elementos primordiales. Hipno pertecece así a una familia de conceptos muy abstractos, diferenciados de las divinidades propiamente dichas a las que dio a luz Gea, hija también del Caos.

Por lo tanto Hipno apenas ha pasado la fase de la pura abstracción. Según el autor, se hace de su hogar Lemnos, los mismos Infiernos, o en el país de los cimerios, donde Ovidio hace una detallada descripción de su palacio encantado donde todo duerme.

A petición de Hera, Hipno durmió a Heracles para que la nave de éste fuese arrastrada, y a Zeus para permitir que Poseidón interviniese a favor de los griegos en la guerra de Troya.

Con ayuda de su hermano Tánato, llevó el cuerpo del guerrero Sarpedón desde su muerte en Troya hasta Licia.

También se conoce una historia en la que Hipno, enamorado del pastor Endimión, le concede a éste el don de dormir con los ojos abiertos para poder contemplarlos así durante toda la eternidad.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Las Hespérides: Las hijas del atardecer

Hespérides es el nombre que reciben las Ninfas del ocaso, quienes según Hesíodo son hijas de la noche, Nix. Sin embargo, posteriormente, se consideraron hijas de Zeus y Temis, de Forcis y Zeus, y por último de Atlante.

La cantidad de las Hespérides varía según el mitígrafo y el autor, auqnue lo más común es que se mencionen tres: Egle, Eritia y Hesperaretusa. Esta última es a veces tomada por dos hespérides distintas que se llaman respectivamente Hesperia y Aretusa.

El lugar de residencia de estas divinidades es en el Occidente extremo al borde del Océano, no lejos de la isla de los Bienaventurados, aunque conforme se amplió el conocimiento del mundo, se ubicó el país de las Espérides definitivamente al pie del monte Atlas.

Las espérides se encargaban de cuidar y vigilar con la ayuda de un dragón -hijo de Forcis y Zeto, o de Tifón y Equidna- el sagrado Jardín de las Hespérides, donde crecían las manzanas de oro, regalo de Gea a Hera con ocasión de su boda con Zeus. Mientras cumplen su función, las Hespérides cantan al unísono, junto a las fuentes de este lugar que manan ambrosía.

Estas ninfas se encuentran relacionadas con el ciclo de Heracles, pues éste tuvo que buscar los furots de la inmortalidad por orden de Hera, junto a ellas.

La versión evemerista de este mito contaba que las Hespérides eran siete jóvenes, hijas de Atlante y Hespéride, que poseína grandes rebaños de carneros. Esto se produce por un juego de palabras en griego, ya que la palabra mhla que designa tanto manzanas como carneros. Busiris, rey de Egipto y vecino de las ninfas, mandó a saquear sus rebaños de carneros y a raptar a las jóvenes. Cuando Heracles llega a la país, eliminó a los bandidos, liberó a las doncellas, las devolvió a su padre Atlante y recuperó el botín que también devolvió. En recompensa, Atlante le obsequió lo que había venido a buscar, que por cierto, no se aclara si eran las manzanas o los carneros. Además, le enseñó la astronomía al héroe, pues Atlante es el primer astrónomo dentro de la tradición evemerista.

martes, 7 de diciembre de 2010

Heracles (Hércules): El más grande de los héroes míticos griegos

Hijo de Zeus y de Alcmena, esposa de Anfitrión, fue concebido en una triple noche, sin que por ello se alterase el orden de los tiempos, ya que las noches siguientes fueron mas cortas.

Se dice que el día de su nacimiento resonó el trueno en Tebas con furioso estrépito, y otros muchos presagios anunciaron la gloria del hijo del dueño y señor del Olimpo. Alcmena dio a luz dos mellizos, Hércules e Ificles. Anfitrión deseando saber cuál de los dos era su hijo, envió dos serpientes que se aproximaron a la cuna de los mellizos. El terror se apoderó de Ificles, quien quiso huir, pero Hércules despedazó a las serpientes y mostró ya entonces, que era digno hijo de Zeus.

Por otro lado, Hera, movida por los celos, resolvió eliminar al recién nacido enviando contra él a dos terribles dragones para que le despedazasen. El niño, sin el menor espanto, los trituró e hizo pedazos.

Palas logró que se apaciguara la cólera de Hera hasta el extremo de que la reina de los dioses consintió en darle de mamar de su pecho al hijo de Almena. Se cuenta que Hércules, abandonando el pecho, dejó caer algunas gotas de leche que se derramaron sobre el cielo, formándose de esta singular manera la vía láctea o camino de Santiago.

Los maestros más hábiles se encargaron de la educación de Hércules, Autólico le enseñó la lucha y la conducción de carros; Eurito, rey de Elia, el manejo del arco: Eumolpo, el canto; Cástor y Pólux, la gimnasia; Elio, le enseñaba a tocar la lira y el centauro Quirón, la astronomía y medicina.

Su desarrollo físico fue extraordinario y su fuerza portentosa. Hércules era un gran bebedor, y su jarro era tan enorme que se necesitaba la fuerza de dos hombres para levantarlo.

Ya mozo, Hércules se retiró a un lugar apartado para pensar a que género de vida se habría de dedicar. En esta oportunidad se le aparecieron dos mujeres de elevada estatura, una de las cuales, la Virtud, era hermosa, tenía un rostro majestuoso y lleno de dignidad, el pudor en sus ojos, la modestia grabada en sus facciones y vestía de blanco. La otra llamada, Afeminación o Voluptuosidad, de líneas onduladas y color rosado, miradas encendidas y llamativo vestido, manifestaba claramente sus inclinaciones.

Cada una de las dos procuró ganarlo para sí con promesas, decidiéndose Hércules por la Virtud. Abrazó así el héroe por su propia voluntad un género de vida duro y trabajoso.

Cuando Hércules creció, Hera vertió en su copa un veneno que lo enloqueció y esta locura hizo que Hércules matara a su mujer y a sus propios hijos confundiéndolos con enemigos. Como castigo fue enviado con el primo de Hera, Euristeo, para servirle por 12 años. Euristeo, estimulado por Hera, siempre vengativa, le encomendó las empresas mas duras y difíciles, las cuales se llamaron los doce trabajos de Hércules. Estas fueron: El león de Nemea, la hidra de Lerna, el jabalí de Erimanto, las aves de Stinfálidas, la cierva de Artemisa, el toro de Creta, los establos de Augías, robar los caballos de Diomedes, robar las manzanas de las Hespérides, arrebatar el cinturón de Hipólita, dar muerte al monstruo Gerión, y arrastrar a Cerbero fuera de los infiernos.

De todos ellos salió victorioso el héroe y son otros muchos los que asimismo se le atribuyen, pues casi todas las ciudades de Grecia se vanagloriaban de haber sido teatro de algún hecho maravilloso de Hércules. Exterminó a los centauros, mató a Busilis, Anteo, Hipocoón, Laomedonte, Caco y a otros muchos tiranos; libró a Hesione del monstruo que iba a devorarla, y a Prometeo del águila que le comía el hígado, separó los dos montes llamados más tarde columnas de Hércules, etc.

El amor, pese a las numerosas hazañas realizadas por el héroe, ocupó intensamente el espíritu y el cuerpo de Hércules. Tuvo muchas mujeres y gran número de amantes. Las más conocidas son Megara, Onfalia, Augea, Deyanira y la joven Hebe, con la cual se casó en el cielo, sin olvidar las cincuenta hijas de Testio, a las cuales hizo madres en una noche.

El odio del centauro Neso, unido a los celos de Deyanira, fueron la causa de la muerte del héroe. Sabedora esta princesa de los nuevos amores de su esposo, le envió una túnica teñida con la sangre del centauro, creyendo que con ello impediría que amara a otras mujeres. Pero apenas se la puso el veneno del que estaba impregnada hizo sentir su funesto efecto, y penetrando a través de la piel, llegó en un momento hasta los huesos. En vano procuró arrancarla de sus espaldas; la túnica fatal estaba tan pegada a la piel que sus pedazos arrastraban tiras de carne.

Las más espantosas imprecaciones contra la perfidia de su esposa brotaron de los labios del héroe, y comprendiendo que se acercaba su última hora, constituyó una pira en el monte Oeta, extendió sobre ella su piel de león, y echándose encima mandó a Flictetes que prendiera fuego y cuidase sus cenizas.

En el mismo instante en que comenzó a arder la pira, se dice que cayó un rayo sobre ella para purificar lo que pudiera quedar de mortal en Hércules. Zeus lo subió al Olimpo y lo colocó entre los semidioses.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Hera: La diosa de los nacimientos y el matrimonio

Hera es la diosa con mayor rango en el Olimpo, pues es esposa y hermana de Zeus, el dios de los dioses en la mitología griega.

Esta diosa es la hija mayor de Cronos y Rea, y como todos sus hermanos fue tragada por su padre, hasta que Zeus fue salvado de las terribles fauces paternas y, luego, pudo entonces liberar a todos sus hermanos.

Durante la lucha que hubo entre Zeus y los titanes, la diosa fue criada -según unas versiones- por Océano y Tetis, con quienes ella quedó muy agradecida, por lo que cuando ellos riñeron, ella trató de reconciliarlos. Otros narran que fue criada por las Horas, por el héroe Témeno e incluso por las hijas de Asterión.

Una vez que Zeus ganó la gran batalla y se estableció el poder olímpico, éste contrajo matrimonio con Hera. Se cuenta que ella era su tercera esposa, después de Metis y Tetis, no obstante el amor entre Hera y Zeus era anterior incluso a la batalla con los titanes. La boda fue más que suntuosa, y de acuerdo a la tradición, se indica como lugar de la celebración el jardín de las Hespérides (aunque a veces se dice que las manzanas de este jardín fueron sólo el regalo de Gea a Hera el día de su casamiento, y que la diosa las cembró en su jardín). En la Ilíada se cuenta que la boda se llevó a cabo en la cumbre del Ida de Frigia. También, se ha mencionado que se realizó más bien en el lugar místico de Eubea. La divina unión tuvo como frutos cuatro hijos: Hefesto, Ares, Ilitía y Hebe.

Como esposa del líder de los dioses, Hera se convirtió en la protectora de todas las mujeres casadas. Por ello, se la representa como mujer celosa, vengativa y violenta, pues Zeus -que le era infiel constantemente- provocaba sus iras, de las que hacía víctimas no sólo a las amantes sino a los hijos producto de los amores prohibidos.

Fue así como Heracles cayó en desgracia con Hera, pues era hijo de Zeus y Alcmena, y fue tal vez el que más sufrió la cólera de la diosa. A ella se le ocurrió la idea de los doce trabajos a los que se sometió al semidios, y lo persiguió sin límite hasta el fin de sus días.

Sin embargo, estos ataques de celos también le costaban caros a la diosa, pues Zeus siempre protegía a sus hijos y a sus amantes de la venganza de Hera. Por ejemplo, cuando Heracles se vio envuelto en una tormenta enviada por Hera cuando él regresaba de tomar Troya, Zeus la suspendió del Olimpo y le ató un yunque en cada pie. Hera más tarde se reconcilió con Heracles.

Las leyendas en que esta importante diosa interviene son muchas. Por ejemplo, persigue a Io, la convierte en vaca y convence a los Curetes de desaparecer a su hijo, interviene en el trágico origen de Sémele, produce la locura de Tamante e Ino por haber criado a Dionisios, hijo bastardo de Zeus con Sémele. Aconseja a Artemisa para que asesine a Calisto, e intenta impedir el parto de Leto, de dónde nacieron Apolo y Artemisa.

Sin embargo, la ira de Hera no siempre se relaciona con los celos, a veces también lucha por poder. Por ejemplo, castigó a Tiresias y lo dejó ciego, por darle la razón a Zeus en una discusión que entabló la pareja sobre quién gozaba más de los placeres del amor, si el hombre o la mujer.

Además, participó en el concurso de las manzanas para averiguar cuál diosa era la más bella, donde Paris fue árbitro. Como éste eligiera a Afrodita, su cólera cayó sobre él y sobre Troya, por lo que la balanza se inclinó por los griegos o aqueos, hecho que se confirmaba porque Hera naturalmente estaba designada como la protectora de Aquiles, héroe griego hijo de Tetis, a quien Hera le debía tanto, como ya dijimos. Incluso, la diosa extendió su protección a Menelao, y lo hizo inmortal. Anteriormente, Hera había protegido a los Argonautas, y ayudó a que salieran bien librados de las Rocas Cianeas y de los pasos de Caribdis y Escila.

Por otro lado, se sabe que la diosa participó en la lucha contra los Gigantes y que fue perseguida y atacada por Porfirión que se había enamorado de ella. Éste intentó hacerla suya por la fuerza, pero mientras le arrancaba los vestidos, Zeus llegó en auxilio de la diosa y le envió un rayo al atacante que fue asesinado completamente por un flechazo de Heracles. De igual forma, Ixión también la atacó con un deseo incontrolable y violento, pero Zeus una vez más la protegió mediante una nube que modeló para engañar al pérfido.

Sus atributos comunes eran el pavo real, cuyo plumaje pasaba por ser los ojos de Argos, el guardián que Hera le asiganra a Io, y sus plantas eran el helicriso, la granada y el lirio. En la mitología latina o romana fue conocida como Juno.

viernes, 3 de diciembre de 2010

Frixo y Hele: Los jóvenes subieron al carnero dorado

Atamante, rey de Orcómeno, se había casado con Néfele, la Nube. De este matrimonio nacieron dos hijos, un varón, que recibió el nombre de Frixo, y una niña llamada Hele.

Por un tiempo la familia real vivió en paz, pero Atamante empezó a desear a Ino, hija de Cadmo de Tebas. Repudió entonces a Néfele y tomó a Ino como esposa. Con ella tuvo dos hijos. Ino fue una cruel madrastra para los primeros hijos de Atamante.

Deseando deshacerse de ellos, ideó una estratagema. Persuadió a las mujeres del país para que tostaran los granos de trigo destinados a la siembra. Cuando los hombres sembraron el grano, nada brotó de la tierra. Amenazado el país por el hambre, Atamante envió emisarios para que consultaran al oráculo de Apolo en Delfos.

Cuando los emisarios regresaron, Ino los interceptó y los sobornó, para que dijeran al rey que los dioses exigían el sacrificio de Frixo como ofrenda para hacer crecer el trigo. El pueblo exigió entonces que se realizara el sacrificio, y Atamante se vio obligado a preparar la muerte de su hijo. Frixo, acompañado por su hermana, fue conducido así a un altar donde debía ser sacrificado.

Pero su madre velaba por ellos, y cuando Frixo estaba a punto de morir les envió un carnero de vellón de oro, que le había regalado el dios Hermes. Rápidamente los jóvenes subieron a lomos del carnero, que se elevó por los aires y los alejó de los verdugos.

Los hermanos volaron así hacia oriente. Pero en cierto momento Hele miró hacia abajo para ver el mar, y al verse a gran altura se mareó y cayó a las aguas, en una región llamada desde entonces Mar de Hele, o Helesponto (actual Estrecho de los Dardanelos).

Frixo llegó sano y salvo a Cólquide, y pidió asilo en la corte del rey Eetes. El rey lo acogió hospitalariamente, y le dió a su hija Calcíope como esposa. Frixo sacrificó al carnero dorado como ofrenda al dios Zeus, y entregó su piel en agradecimiento a Eetes. El rey colgó la piel dorada en una encina consagrada a Ares, y colocó a un dragón para vigilarlo.

Éste es el Vellocino de Oro, que sería buscado por los Argonautas al mando de Jasón.

jueves, 2 de diciembre de 2010

Hecate: Patrona de las hechiceras

Hecate es una diosa con origen arcaico y muy compleja y misteriosa puesto que sus atributos fueron cambiando con el tiempo, siendo asimilada con otras diosas.

Hesíodo la presenta como hija de Asteria y Perses, descendiente directa de la generación de la los Titanes e independiente del panteón Olímpico.

Zeus reconoce sus poderes y sus antiguos privilegios. Extendía su benevolencia a todos los hombres concediendo los favores que se le piden en todos los ámbitos (prosperidad material, don de la elocuencia, victoria en las batallas y juegos, etc) pues su poder es inmenso.

Con el tiempo, la anterior Hécate se difumina y aparece una Hécate oscura e inquietante vinculada al mundo de las sombras. A diferencia de Artemis, que representaba la luz lunar y el esplendor de la noche, Hécate representaba su oscuridad y sus terrores.

Se creía que, en las noches sin luna, ella vagaba por la tierra con una jauría de perros fantasmales y aulladores que precedían su aparición. Ella enviaba a los humanos los terrores nocturnos, apariciones de fantasmas y espectros como Empusa, que comía carne humana, tenía un pie de bronce, presentaba toda clase de formas y se aparecía especialmente a niños y mujeres para asustarlos.

Hecate era la diosa de la hechicería y lo arcano, y la veneraban especialmente magos y brujas, quienes le ofrecían en sacrificio corderos y perros negros al final de cada lunación. A estos se les aparecía con una antorcha en la mano o en forma de distintos animales: yegua, perra, loba, etc.

Sin embargo los marinos la consideraban su numen titular y le pedían que les asegurase buenas travesías.

Los romanos la identificaron con Trivia cuya efigie presidía las encrucijadas de los caminos, lugares vinculados con la magia. Se creía que Hécate y su jauría de perros aparecían en esos espacios apartados, que eran para los viajeros lugares demoníacos y espectrales. Allí se levantaban estatuas en forma de una mujer de triple cuerpo o bien tricéfala. Eran muy abundantes, antiguamente, en los campos, y a su pie se depositaban ofrendas.

Hécate se unió primero a Forcis y fue madre del monstruo Escila; después a Eetes, de quien obtuvo a Circe y a Medea.

Según la versión del mito estas últimas aparecen como hermanas o sobrinas. Asimilada a Artemisa, se la representa como una joven con peplo y llevando sobre la frente el creciente lunar (o la diadema cilíndrica denominada polos) y una o dos antorchas en las manos.

El arte representa también a Hécate a menudo con tres cuerpos o tres cabezas y con serpientes entrelazadas alrededor de su cuello ya que es una divinidad triforme: lunar, infernal y marina.

La mitología también nos habla a veces de Hécate como una de las diosas menos conocidas, hija menor de Zeus, que había sido diosa de la Luna. En el Hades gozaba de gran autoridad, porque era conocida como la reina invencible y presidía las ceremonias de expiación y purificación de las sombras a las que se les permitía reparar las malas acciones de su vida pasada. Ferea era un sobrenombre de Hécate.